lunes, 22 de septiembre de 2025

Al correr de la pluma

Cuando tenemos que anotar algo tomamos nuestro bolígrafo y... ¡ya está! ¿Siempre fue así? Los antiguos asirios utilizaban estiletes de caña para grabar sobre arcilla. Los egipcios: un pincel hecho con tallos de papiro.





Fue en el siglo VII cuando se descubrió la utilidad de las plumas del ganso (del ala derecha). De variados colores, "corrían" sobre el papel y delineaban las letras con precisión. Estas plumas se usaron hasta el pasado siglo XIX.




Luego se les agregó un trocito de metal con una ranura y un agujerito en el medio, llamado plumilla. La pequeña era la cucharita y la alargada, la cucharón. Se mojaba en tinta: líquido coloreado de azul, negro o rojo. Y ¡a escribir!




Casi al mismo tiempo "nació" el más elegante de todos los elementos para escribir: la pluma fuente. Esta lapicera poseía un tanque con tinta incorporada y su carga duraba bastante tiempo. Tenía un capuchón con un sujetador.




En el año 1942, en nuestro país, un húngaro llamado Biro inventó el bolígrafo o "birome". Su trazo es muy difícil de borrar. Algunos pueden recargarse pero la mayoría son descartables. Este invento se difundió por el mundo entero. Seguro que vos tenés varios boligrafos ¿no?

Revista Anteojito N°1489, p.33
22 de septiembre 1993
https://archive.org/details/23a_20230103_202301/33.jpg

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