jueves, 17 de junio de 2021

Las estrategias de aprendizaje

Bajo el rótulo de contenidos referidos a procedimientos se agrupan conocimientos de diferente nivel de complejidad. Desde las destrezas manipulativas que remiten a actuaciones de tipo físico -aprender a abrocharse y desabrocharse en la educación infantil, o aprender el manejo de determinados instrumentos, en posteriores etapas escolares- hasta las estrategias propias de la metacognición, es decir, los procedimientos necesarios para tomar conciencia de los procesos cognitivos que nos permiten solucionar los problemas, y para regular estos procesos.

Sin ánimo de presentar un análisis pormenorizado de este último tipo de procedimientos -las estrategias cognitivas de nivel superior-, si parece importante hacer una breve reflexión sobre ellas dada su relevancia para conseguir la finalidad fundamental de la educación: que los alumnos «aprendan a aprender». Las estrategias de aprendizaje se refieren precisamente a los conocimientos que los alumnos deben ir adquiriendo a lo largo de su escolaridad para desarrollar un pensamiento estratégico que les permita enfrentarse a nuevos aprendizajes con éxito.

Las principales estrategias de aprendizaje se refieren, como señala Pozo (1990), al repaso, la organización y la elaboración de la información, a través de técnicas concretas como las analogías, los mapas conceptuales o los códigos. No obstante, el aspecto fundamental en la enseñanza de estas estrategias no tiene tanto que ver con la identificación exhaustiva de todas las que son necesarias para aprender, cuanto con la diferencia entre técnica y estrategia (Monereo y otros, 1994). El uso de un procedimiento como técnica es automático y no planificado, mientras que un uso estratégico se caracterizaría. porque el alumno es capaz de controlar de forma deliberada e intencional la ejecución y, sobre todo, porque puede seleccionar el procedimiento que en cada caso resulta más adecuado, mediante un análisis de las características específicas de la tarea.

Un nivel de pensamiento estratégico como el descrito en el párrafo anterior supone haber desarrollado capacidades metacognitivas. Ciertamente, la selección y aplicación controlada e intencional de un procedimiento remite a los dos elementos clasicos de la metacognición: el conocimiento explícito de los procesos cognitivos, y su regulación (Moreno, 1988, 1995; Marti, 1995). Los alumnos irían desarrollando progresivamente la toma de conciencia sobre sus operaciones mentales, lo que a su vez facilitaría el control y la regulación.

El objetivo de la enseñanza, desde el punto de vista de capacitar a los alumnos a aprender por sí mismos, supone pues que las técnicas de aprendizaje lleguen a ser utilizadas de manera estratégica. No se trata de enseñar simplemente a los alumnos a organizar la información o a recordarla eficazmente a través de determinados recursos mnemotécnicos, sino de instruirles en la regulación selectiva y controlada de estas estrategias (Monereo y Castello, 1997).

Las estrategias de aprendizaje, si bien se concretan de manera distinta en cada dominio o asignatura, responden a capacidades de carácter más generales que están por tanto presentes en todas las materias del curriculo. Ello debería permitir un trabajo conjunto del equipo docente sobre este campo de aprendizaje común a todos ellos. Desde este punto de vista, estos procedimientos de alto nivel cognitivo se configuran como una de las prioridades claras del proceso de enseñanza y aprendizaje. El énfasis en la instrucción debe ponerse por lo tanto en los mecanismos que ayudan al alumno a tomar conciencia de los recursos cognitivos que le permiten construir conocimiento.

 

Marchesi Álvaro & Martín Elena (1999) Tercera Parte: La práctica educativa en el aula: 14. Los contenidos del aprendizaje: 3.1. Las estrategias de aprendizaje, en Calidad de la enseñanza en tiempos de cambio (pp. 362-363) Madrid, España, Psicología y Educación Alianza Editorial.

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