El perro es el atributo que hace que reconozcamos a San Roque, siempre a su lado, con su pan en la boca, en una sempiterna sonrisa. Siempre suele ser pequeño, de raza indefinida con o sin rabo. Este simpático can, alimentó al santo en su retiro en una cueva y le lamía la llaga de la pierna, producida por un saetazo.
En Calatayud, de donde es patrón, creen que es una perra y se llamaba Rouna, de ahí el nombre de una de las peñas. La versión más extendida es que se llamaba Melampo (el de los pies negros), haciendo referencia a un personaje de la mitología griega, adivino, que conocía el lenguaje de los pájaros. Su dueño era Gottardo Pastrelli, que debía ser, a la sazón, un hombre culto para ponerle al perro dicho nombre.
Ninguna crónica menciona que San Roque se llevará con él de vuelta a su casa en el sureste francés, a Melampo, por lo que debió permanecer fiel a su dueño Pastrelli y se quedó con él. Tal vez este cristiano rico y noble fue el hagiógrafo del santo por el que pasó a la historia junto con el generoso perro.
Fuente: http://www.subastassegre.es/curiosidades-sobre-el-perro-de-san-roque/
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