La mayoría de las aves posee el sentido de la orientación.
La paloma mensajera es, entre las colombinas, la que ha desarrollado este sentido con mayor amplitud. Para ella no existen las vallas, los obstáculos no las distancias.
El hombre, por esta misma razón y por los innumerables servicios que presta, la cuida y protege. En algunos países los gobiernos han dictado leyes protectoras y consideran criminal su destrucción.
Existen instituciones en todos los países del mundo encargadas de su protección. La utilidad que ha venido prestando está considerada como acto de heroísmo. Es ella la encargada de llevar mensajes a través del espacio.
En la guerra como en la paz, su función mensajera ha sido provechosa.
Se las conoce por su tamaño; poseen caracteres físicos especiales y son exclusivamente domésticas. Todas ellas llevan en sus patas anillos que las individualizan. Cuando se quiere enviar un mensaje por intermedio de estas palomas se les coloca en los anillos la esquela -por lo general cifrada- y se las deja en libertad. Ascienden, revolotean sobre el lugar de partida y cuando logran orientarse, toman el rumbo al lugar de su vivienda e inician velozmente el vuelo.
Suele ocurrir que, por cansancio o por circunstancias especiales, no llegan a destino y se detienen; pero no bien retoman fuerzas reanudan su marcha.
En nuestro país hay ya una conciencia colombófila. Paloma mensajera que se extravía es devuelta a sus dueños. Nadie se queda con ella. Aparecen de inmediato avisos en los diarios y periódicos anuncios que se tiene acerca de su misión en la vida de los pueblos.
NOTA: Del libro Solidaridad.
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