la cometa en primavera;
en otoño, las bolitas;
los trompos en el invierno;
y en los meses de verano,
cuando se alargan los días
con carozos de damasco
se juega a “la payanita”.
¡A la payanita juego
con carozos de damasco;
al aire libre y al sol
vamos a jugar, muchachos,
que tengo los dos bolsillos
llenos de ruido y verano!
Recojo cinco carozos,
luego los lanzo hacia arriba
y los recibo en el dorso
de mi mano morenita.
¡Barajé! Uno, dos, tres
los demás fueron al suelo;
uno a uno los recojo;
hay que tener vista y dedos.
Mientras uno lanzo arriba,
tomo rápido el del suelo,
y con éste ya en la mano
recibo el que va cayendo.
Ya están todos en mi mano;
ahora viene lo bueno:
con el índice y pulgar
hago un “puente” bien abierto.
Mientras echo uno al aire
van pasando uno tras otro
por el puente de mi izquierda
todos, todos los carozos...
Fernan Silva Valdes
Libro de lectura para cuarto grado. Ed. Kapelusz. Bs As. 1949 pp.25-26
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