Un niño, meditando en su oración, concluyó:
Señor, esta noche te pido algo especial:
quisiera convertirme en un televisor.
Quisiera ocupar su lugar,
quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa.
Es decir, tener un cuarto especial para mí
y reunir a los miembros de mi familia
a mi alrededor.
Ser tomado en serio cuando hablo.
Convertirme en el centro de atención
al que todos quieren escuchar
sin interrumpirle ni cuestionarle.
al que todos quieren escuchar
sin interrumpirle ni cuestionarle.
Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele
cuando algo no funciona...
Y tener la compañía de mi papá
cuando llega a casa,
aunque esté cansado del trabajo.
Y que mi mamá me busque,
en lugar de ignorarme.
Y que mis hermanos se peleen para estar conmigo.
Y que pueda divertir a todos,
aunque a veces no les diga nada.
Quisiera vivir la sensación de que lo dejan todo
por pasar unos momentos a mi lado.
cuando algo no funciona...
Y tener la compañía de mi papá
cuando llega a casa,
aunque esté cansado del trabajo.
Y que mi mamá me busque,
en lugar de ignorarme.
Y que mis hermanos se peleen para estar conmigo.
Y que pueda divertir a todos,
aunque a veces no les diga nada.
Quisiera vivir la sensación de que lo dejan todo
por pasar unos momentos a mi lado.
¡Señor, no te pido mucho,
sólo vivir lo que tiene cualquier televisor!
sólo vivir lo que tiene cualquier televisor!