Tipologías de textos
Los nombres de los textos y la posibilidad de clasificarlos.
Si se lo pidiera a algún lector medianamente competente que diera nombre a los siguientes textos, no tendría dificultades para hacerlo, seguramente.
No le sería tan fácil, tal vez, hacer una clasificación de esos textos si no decidiera antes criterios precisos para ella. ¿Qué diría, por ejemplo, de la crónica periodística? ¿La consideraría un texto narrativo o un texto informativo? Si tuviera en cuenta la organización narrativa del texto le podría, sin duda, la primera etiquete. Pero, si considerara la intención del hablante y la función de lenguaje predominante (informativa) tendería a decir que es un texto informativo.
Lo mismo pasaría, tal vez, con muchos de los siguientes textos, si fuera necesario clasificarlos:
invitación
cuento
novela
carta
editorial
comentario
aviso
lista
horóscopo
reseña
receta de cocina
instructivo
crítica de cine
reportaje
reglamento
chiste
ley
definición
ensayo
trabalenguas
prospecto
parte meteorológico
noticia
guion
graffitti
retrato
informe
registro
exposición
telegrama
letra de canción
poema
biografía
perfil
diario intimo
refrán
diario de viaje
historieta
adivinanza
índice
perfil
Vamos a intentar hablar aquí de tipologías de textos, pero es indispensable decir antes que cualquier tipología que se mencione va a simplificar una realidad compleja en la que existe un número muy grande de géneros discursivos (la lista no guarda ningún orden ni de cuenta de todos, seguramente) caracterizados por rasgos convencionalizados que les son propios y que son socialmente aceptados.
Se puede decir que el grado de conocimiento que un hablante tenga de esos géneros va a definir su competencia discursiva (o sea sus posibilidades de reconocerlos a través de la lectura o de producirlos apropiadamente)
Algunas tipologías de textos
Van Dijk, en 1978, escribió: “En este momento no existe una tipología del discurso sistemática y explicita. Tal tipología tendrá que basarse, claro está, en una teoría más general del discurso, una teoría que está todavía siendo construida…” (Estructuras y funciones del discurso, Siglo XXI Editores)
El reconocimiento de la dificultad para construir una tipología de textos aceptada universalmente sigue siendo generalizado hoy, pero también lo es la preocupación para lograrla.
Pensada desde la didáctica de la lengua, una buena sistematización de los tipos de textos sería un aporte importantísimo para las actividades de lectura y escritura que cualquier usuario de la lengua realiza y que la escuela tiene que perfeccionar. Es desde esta perspectiva que nos interesa considerar las tipologías textuales, y algunas de las que se incluyen a continuación -ya estén formuladas desde la lingüística o desde la didáctica de la lengua- contienen elementos que pueden ser aprovechados por cualquier docente que se dedique a enseñar a leer o escribir textos.
Una tipología puede construirse a partir de u criterio único, pero es posible también tener en cuenta más de un criterio para clasificar textos. Por ejemplo, el tipo de información o el contenido del texto; las estructuras internas o la organización de los textos; las situaciones comunicativas en que se producen los textos; la función de lenguaje predominante.
Tipologías formuladas desde la lingüística
La distinción entre tipologías formuladas desde la lingüística de la lengua que se va hacer aquí, no tiene más objetivo que diferenciar a sus autores: lingüistas unos y gente preocupada por la enseñanza de la lectura y la escritura de textos los otros.
Bajtín: géneros discursivos primarios y secundarios
Bajtín en su artículo “El problema de los géneros discursivos” (1955), considera que el uso de la lengua se realiza en situaciones comunicativas y se lleva a cabo “en forma de enunciados (orales y escritos) concretos y singulares que permanecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis humana”.
Cada una de esas esferas elabora sus tipos de enunciados relativamente estables, a los que Bajtín denomina géneros discursivos.
La diversidad de esos géneros es enorme, porque las posibilidades de la actividad humana son inagotables.
Bajtín dice que se debe incluir en los géneros discursivos “tanto las breves réplicas de un diálogo cotidiano (…) como un relato cotidiano, tanto una carta (en todas sus diferentes formas) como una orden militar…”.
A partir de estas ideas, avanza una clasificación que hoy podría considerarse insuficiente pero que fue punto de partida de muchas e importantes reflexiones posteriores.
Distingue entre géneros discursivos primarios (simples) y secundarios (complejos)
Los géneros discursivos secundarios -novelas, dramas, investigaciones científicas de toda clase, grandes géneros periodísticos- surgen en condiciones de comunicación cultural compleja, principalmente escrita (artística, científica, socio-política).
Absorben y reelaboran los géneros primarios, construidos en la comunicación discursiva inmediata (las réplicas de un diálogo cotidiano o una carta).
Bajtín da un ejemplo: un género primario simple (un diálogo o una carta) absorbido por una novela, mantendrá su forma pero perderá su contacto inmediato con la realidad. Pasará a participar de la realidad a través de la novela, como acontecimiento artístico, no como suceso de la vida cotidiana.
Más allá de la clasificación elaborada, son sumamente interesantes algunas de las ideas de Bajtín acerca de los géneros discursivos:
- “Los géneros discursivos organizan nuestro discurso acaso de la misma manera como lo organizan las formas gramaticales.”
- “Si no existieran los géneros discursivos y si no los domináramos, si tuviéramos que ir creándolos cada vez dentro del proceso discursivo, la comunicación sería casi imposible.”
Una clasificación de textos según las funciones del lenguaje
Los textos, en tanto unidades comunicativas, se construyen en torno de algunas de las funciones determinadas por Jakobson (no de todas) y es posible pensar en una clasificación que tenga en cuenta la función predominante en cada texto.
- Los textos con función expresiva, tienen al emisor (sus reflexiones, sus emociones, sus anécdotas personales) como eje. El diario íntimo, la carta amistosa, el diálogo, la autobiografía estarían en este grupo.
- Los textos con función referencial o informativa remiten a un contexto el emisor presenta hechos o datos y su preocupación es que no haya obstáculos para que el receptor se informe acerca de ellos. Esto pasa en la crónica periodística, en el informe, en la definición.
- Los textos con predominio de la función poética del lenguaje con los textos literarios (cuento, novela, poema, guión, chiste y textos que combinan lenguajes: historieta, fotonovela), que suponen un uso original del lenguaje, que no remite a un referente real. En el texto literario se crea realidad con el lenguaje.
- En los textos con predominio de la función conativa o apelativa, el escritor intenta convencer a otros, los receptores, (y a veces hasta moverlos a la acción) con argumentos. Enuncia su hipótesis y mediante distintos recursos intenta demostrarla.
El aviso publicitario, el comentario periodístico, el ensayo, pertenecen a esta clase.
TIPOLOGÍAS FORMULADAS DESDE LA DIDÁCTICA
Prosas de base y tipos de texto
María Teresa Serafini en Cómo redactar un tema, a partir de los distintos tipos de prosa que -según la retórica- coexisten en un texto persuasivo, plantea la posibilidad de llegar a una clasificación de los géneros textuales según se dé la aparición en ellos de esos tipos de prosa.
Los cuatro tipos de prosa que la retórica define son:
La descripción que “hace la presentación de objetos, personas, lugares, sentimientos” utilizando, en la medida de lo posible, los detalles concretos. La descripción pone en evidencia la percepción “que tiene el autor (…) a través de sus cinco sentidos”.
“La narración es una prosa que presenta una historia, expone un suceso o una serie de sucesos…”
“La exposición es una prosa que presenta y explica ideas, sujetos y argumentos, aclara los fines y muestra la organización.”
La argumentación es una prosa que presenta hechos, problemas, razonamiento, de acuerdo con una oposición, que normalmente es la del autor.
Serafini dice que esos tipos de prosa se pueden encontrar, en diferentes medidas, en cada texto y elabora un cuadro para determinar la distribución predominante de esas prosas de base en algunos géneros textuales.
Serafini le ve posibilidades didácticas interesantes a la consideración de las diferentes distribuciones de esas prosas en los géneros discursivos.
Clasificación de textos según función predominante y trama
En este mismo sentido, es decir en función de pensar las clasificaciones de textos como un aporte al desarrollo de competencias discursivas (lectoras y escritoras) de los alumnos, trabajaron Ana María Kaufman y María Elena Rodriguez y elaboraron una tipología de texto a partir de los criterios de función predominantes y trama (el concepto de trama remite a las distintas estructuraciones o configuraciones de los textos).
Los diferentes entrecruzamientos entre funciones y tramas darían lugar a los tipos de textos.
De las funciones ya hemos hablado: con respecto a las tramas las autoras consideran que existen cuatro tipos: la narrativa, la argumentativa, la descriptiva y la conversacional.
Trama narrativa: se caracteriza por presentar hechos organizados temporalmente o sobre una relación causa-efecto. Importan también el marco en que suceden los hechos y los personajes que lo realizan.
Trama argumentativa: en ella, a partir de un tema, proposición o hipótesis se organiza una demostración (en la que se explican o confrontan ideas que acumulan pruebas, se ejemplifican) y se llega a determinadas conclusiones (explicitas o no)
Tramas descriptivas: presentan “especificaciones y caracterizaciones de objetos, personas o procesos a través de sus rasgos distintivos”. Acumulan datos e impresiones sobre el objeto descrito, lo que permite aprehenderlo como un todo.
Trama conversacional: muestra “en estilo directo, la interacción lingüística que se establece entre los diferentes participantes de una situación comunicativa, quienes deben ajustarse a un turno de palabra.”
En función de los criterios mencionados, se arma la siguiente tipología de textos:
Tipologías textuales y escuela
La observación de diseños curriculares, programas y planificaciones permite ver que, tanto en la escuela primeria como en la escuela media se trabaja con ciertas tipologías de textos.
Sobre la aplicación didáctica de las tipologías es posible hacer algunas consideraciones.
• La aparición en los documentos mencionados de contenidos como “texto narrativo”, “texto poético”, “texto dramático”, indica que se trabaja el texto literario desde la clásica división en géneros.
Muchas veces, esos tipos de textos son los únicos que se mencionan. ¿Habrá que considerar que son los únicos que se trabajan? Es posible, ya que tradicionalmente se pensó (y se elaboraron los programas escolares en función de esta idea) en el texto literario como forma textual superior, como modelo a imitar. La lingüística del texto, en los últimos años, ha abierto de manera asombrosa la posibilidad de trabajo con los géneros discursivos, no solo con los literarios.
• Otra tipología de textos que incorporó la escuela fue la basada en las funciones del lenguaje. También se puede leer en los programas: “Tipos de textos. Texto informativo, expresivo, apelativo y literario”.
En su aplicación, esta clasificación produjo ciertas confusiones conceptuales que tal vez puedan explicarse.
En primer lugar, el alumno aprende las funciones del lenguaje en enunciados aislados, separados de todo contexto:
¡Cómo me duele!
(función expresiva)
Los alimentos son de origen animal, vegetal o mineral.
(función informativa)
Cuando se le pide que busque en el diario un texto expresivo por ejemplo, las cosas se complican para él porque no encuentra ningún texto en que se dé exclusivamente la función expresiva.
Por otra parte, la búsqueda en el diario también le genera dudas porque también le genera dudas porque el alumno tiene allí, ante él, los “textos reales”, los formatos discursivos que -aunque tal vez no sea capaz de nombrar- reconoce aun desde su primera aproximación visual.
El reconocimiento de un texto expresivo entre otros, supone el manejo de un concepto abstracto (el de “texto expresivo”). En la realidad del diario (formada por un número importante de formatos o géneros discursivos) ese concepto abstracto se manifiesta en forma de “discursos” (cartas de lectores, comentarios) que son los que el alumno es capaz de reconocer.
Otra confusión que, en relación con los tipos de textos, se dio frecuentemente fue la del texto expresivo con el literario. Aun ciertos libros de texto manejaron la categoría inexistente de “texto expresivo-literario”. Es probable que, una vez más, haya que aludir a las limitaciones propias de las clasificaciones -que incluyen muchas veces definiciones extremadamente simplificadoras de la realidad- para explicar la ambigüedad.
En función de todas estas cuestiones es que nos parece importante decir que, si bien el tema de las tipologías textuales no solo le interesa a la lingüística sino también a cualquier didáctica de la lengua y la escritura, y no está mal que sea así, es fundamental tener en cuenta también que esas clasificaciones esconden sus riesgos. Y que -tomamos palabras de Ana María Kaufman y de María Elena Rodriguez- “hay que evitar la fascinación que provocan muchas veces los cuadros y superar las simplificaciones y distinciones que pueden surgir de ellos.”
¿Qué formatos discursivos debería trabajar la escuela?
En este punto de la reflexión, nos parece interesante abrir esta pregunta, que apunta a la cuestión fundamental de qué en medida la escuela favorece el desarrollo de las competencias discursivas (es decir, de los conocimientos referidos a tipos de textos o variedades discursivas) de los alumnos.
Pregunta que a su vez se abre otras: ¿Cuáles son los materiales de lectura con los que habitualmente trabaja la escuela? ¿Existe la posibilidad de hacer entrar en ella la extensa lista de formatos discursivos de la página…? ¿Qué tipos de textos tiene que conocer un alumno al terminar su escolaridad primaria? ¿Sobre cuáles tendría que avanzar el nivel siguiente?
Tener competencia discursiva implica distinguir una crónica periodística de una nota de opinión, una biografía de un retrato, un cuento de una crónica periodística; producir adecuadamente un telegrama, una solicitud, un aviso clasificado. Es decir, reconocer la especificidad de los tipos de textos que circulan socialmente, para poder leerlos y producirlos.
Para formar lectores y escritores discursivamente competentes, la escuela tendrá que hacerse cargo de estas cuestiones.
BIBLIOGRAFÍA
Ø AZNAR, Eduardo; CROSS, Anna; QUINTANA, Lluís: Coherencia textual y lectura, Editorial Horsori, Barcelona, 1991.
Ø BAJTIN, Mijail: El problema de los géneros discursivos, en Estética de al creación verbal, Siglo XXI, Méjico, 1982.
Ø BERNARDEZ, Enrique: Introducción a la lingüística del texto, Espasa-Calpe. Madrid, 1982.
Ø SERAFINI, María Teresa: Cómo redactar un tema, Paidós, Méjico, 1992.
Ø VAN DIJK, Teun: Estrategias y funciones del discurso, Siglo XXI, Méjico, 1991.
Ø La ciencia del texto, Paidós, Barcelona, 1989.
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