domingo, 25 de marzo de 2018

Poca cosa el coraje

XVI. PAUSA SIETE: 
(PARA CONTAR LO QUE VI ADENTRO DE 
BORGES CIERTA VEZ)
Poca cosa el coraje
Cosa que suele pasarle a los hombres le pasó, de
pronto:
una siesta se le murió la madre.
El coraje ya no le distrajo ni le sirvió.
Su cama no tenía almohada, y no la pudo morder.
Su casa no tenía mujer estable, ni hijos, y no pudo ser mirado por ellos.
Solo, enteramente solo
enfiló hasta cierto corralón de su niñez.
De cara al muro suavizado por tantas lluvias,
en vez de gritar lamió el adobe
donde otras veces había afirmado la nuca
para deletrear las estrellas y darle tiempo
al cigarrillo.
Lamió el adobe y entonces supo
que el coraje se le había quedado sin coraje.
Allí estuvo
hasta que la noche lo disimuló
de todas las miradas.
Entonces buscó el cuchillo,
y lo encontró donde siempre.
Algo muy preciso le ordenó al acero compañero,
pero no fue obedecido.
Sin concederle ni el desprecio de la última mirada,
lo arrojó muy lejos.
Empezó a caminar
con los brazos sumamente desplomados.
Nadie lo vio irse, ni lo vería a ver.
Que se sepa:
nadie, en ninguna parte, lo verá llegar.

Rodolfo E. Braceli  (1979) “Don Borges, saque su cuchillo porque he venido a matarlo” XVI. Pausa siete: (para contar lo que vi adentro de Borges cierta vez) pág. 93

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