TODO LO HAGO “VOLANDO”
Te estaba contando que estoy construyendo mi hogar. Tengo que apurarme porque mi compañera va a poner huevitos. Primero elijo un lugar cómodo y alto. Puede ser el techo de una casa, un poste telefónico o una linda estatua. Después llevo barro y pequeñas pajas en mi pico que es finito y algo curvo. Con las patas voy construyendo las paredes del nido hasta que quede bien redondito. Dicen que se parece a un horno para hacer pan. Por eso todos me llaman Hornero. Te cuento que dentro del nido voy a levantar un tabique para disponer de dos ambientes: sala y dormitorio.
VIVIR CON ALEGRIA
Mi compañera y yo nos llevamos muy bien. Cuando regreso, luego de haber gusanos picoteados y otros bichitos para comer, ella me recibe alegremente agitando las alas y cantando con fuerza. Yo le respondo de la misma manera y se comenta -entre los “cantantes alados”- que formamos un dúo de éxito. Nuestro plumaje es de color castaño con tonalidades anaranjadas en el pecho. Caminamos a los saltitos como los demás pájaros pero también podemos hacerlo paso a paso con gran elegancia. Nos gusta la compañía de los humanos. yo suelo saludarlos golpeando con mis alas su puerta o su ventana.
REPRESENTANTE DE NUESTRO PAÍS
Nuestra familia es muy grande y habita en distintas regiones de la Argentina. Los que viven en Tucumán y Entre Ríos se llaman caseros. Los de Santiago del Estero y Catamarca: caseritas y los correntinos: alonsitos. ¿Viste cuántos nombres tenemos? Pero a pesar de llamarnos de distinta manera, nosotros nos parecemos mucho. Tenemos un marcado “aire de familia”. Los campesinos nos dicen que si construimos nuestro nido cerca de sus casas, ellos quedarán a salvo de los rayos ¡Qué lindo es ser considerado como un símbolo de buena suerte! ¿Te gustaría que anidara cerca de tu hogar?
EL HORNERO Y LA POESÍA
Varios escritores argentinos se han ocupado de nosotros. Uno de ellos, el gran poeta argentino Leopoldo Lugones nos ha dedicado una poesía que nos llena de orgullo. Estos son algunos de sus versos: “La casita del hornero / tiene alcoba y tiene sala. / En la alcoba la hembra instala / justamente el nido entero.” “Elige como un artista / el gajo de un sauce añoso / o en el poste rumoroso / se vuelve telegrafista”. “Allá, sí el barro está blando / canta su gozo sincero. / Yo quisiera ser hornero / y hacer mi choza cantando”. ¿Te gustaron? Con estas hermosas palabras me despido. ¡Hasta siempre!
Revista Anteojito N°1523, pp.4-5
17 mayo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1523/page/n4/mode/1up
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