¡Patria! Te adoro en mi silencio mudo
Y temo profanar tu nombre santo:
Por ti he gozado y padecido tanto
Como lengua mortal decir no pudo.
No te pido el ampara de tu escudo
Sino la dulce sombra de tu manto;
Quiero en tu seno derramar mi llanto.
Vivir, morir en ti, pobre y desnudo.
Ni poder, ni esplendor, ni lozanía
Son razones de amar. Otro es el lazo
Que nadie, nunca, desatar podría.
Amo yo por instinto tu regazo;
Madre eres tú de la familia mía;
¡Patria! De tus entrañas soy pedazo.
Miguel Antonio Caro
Isondú, pag. 10
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