miércoles, 27 de diciembre de 2023

El pedido

La aldea dormita esa noche. y la estrella que guía a los Magos de Oriente se detiene sobre ella al ver que los tres sabios viajeros descienden de sus camellos y comienzan a alivianar sus juguetes de sus repletas alforjas. Largo rato de dican Gaspar, Melchor y Baltasar a su tan generosa como tradicional tarea de leer las breves misivas de los niños y colocar en sus zapatos los juguetes pedidos.
Afuera, allá en lo alto, la estrella aguarda la finalización del pródigo quehacer de los Magos para seguir iluminándoles el camino hacia lejanas poblaciones. Pero ve que los tres viajeros se han reunido al pie de la ventana de una humilde vivienda y parecen conversar animadamente. Desciende, pues, blandamente la estrella para escucharlos y queda suspendida a poca altura del tejado de la casa. Y oye que a Baltasar -mientras tiende una pequeña hoja de papel a sus pares en la legendaria aventura. dice con voz velada por el asombro:
-En su carta, el niño de esta casa nada pide para él, pero nos solicita algo extraño.
-Lee la misiva, hermano- le indica Melchor, el anciano de larga barba
-Dice así: "Señores Reyes Magos: no me dejen ningún juguete, ¿de qué me serviría si la tristeza avasalla la aldea, si la querellas no se dan tregua? ¿No podrían dejar un poco de amo en el poblado?"
-¡Sorprendente!- exclamó el joven y lampiño Gaspar.
-¡Increíble!- dijo Melchor
-¡Pobre niño!- suspiró Baltasar.
La estrella se estremeció, pero con dulce voz de madre les dijo a los tres viajeros
-Prosigamos que la noche no es eterna
-¿Y el niño que pide amor para su pueblo ?- preguntó Baltasar
-Tendrá lo que pide, pues Él lo ha escuchado. ¡Adelante, lo camellos están aguardando!
Los tres Magos de Oriente prosiguen su viaje, y esa noche de Reyes el niño de la casa humilde sonríe en sueños, como si alguien le hubiese dado de regalo la Esperanza.
La estrella tenía razón: El lo había escuchado
Publio Cordero

Revista Anteojito N°1555, pp.33
27 diciembre 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1555/page/n31/mode/2up

Revista Anteojito N°1925, pp.33
28 diciembre 2001
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1925/page/n33/mode/2up

Los Reyes Magos después de Cristo


La historia ha querido conservar tan sólo la visita que los Magos hicieron aquel año cero, hace exactamente 1995 años, y poco o nada de lo que fue de sus vidas más tarde. Sin embargo, algunos escritores antiguos divulgaron noticias sobre el asunto. Una antiquísima tradición cristiana, por ejemplo, sostiene que los Reyes Magos fueron tiempo después evangelizados y convertidos por el apóstol Santo Tomás, uno de los doce reunidos por Jesús. Esto no suena tan ilógico si se piensa que Santo Tomás, una vez muerto Jesús y dispersados los apóstoles, se fue a predicar el Evangelio a los persas, pueblo oriental del que, según algunos, provenían los Reyes Magos. También hubo quienes dijeron que los Reyes Magos llegaron incluso a ser nombrados obispos y que murieron como mártires por su fe cristiana. Uno de los que sostuvieron esta tradición fue el historiador Lucio Dexter (siglo Il) en su “Chronica”, donde declara que el martirio de los Reyes Magos ocurrió en el año 70. Para la leyenda, los restos mortales de los Reyes Magos eran venerados en un lugar conocido de Palestina, de donde siglos después se trasladarían por disposición de Constantino el Grande (274- 337) a la ciudad de Constantinopla (antigua capital del Imperio Romano de Oriente). Más tarde sería Federico Barbarroja (1123-1190), emperador de Alemania, quien los trasladaría en 1164, esta vez a Colonia (Alemania) como regalo para el obispo de esa ciudad, quien les dedicaría lo que hoy es la catedral de Colonia.

¿SABÍAS...
...que la magnífica catedral de Colonia, aunque puesta su piedra fundamental en 1248, fue concluida en su forma actual recién en el siglo pasado? La agitación política de la ciudad impidió hasta entonces la conclusión de esta bellísima obra de arte, uno de los más grandes ejemplos del arte gótico. 











Revista Anteojito N°1555, pp.9
27 diciembre 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1555/page/n9/mode/2up

jueves, 21 de diciembre de 2023

El ceibo

Rojas, muy brillantes y bonitas, las flores del ceibo van asomando sus cinco pétalos entre noviembre y abril. Los picaflores las visitas para atrapar los insectos que suelen refugiarse en ellas.









Según la leyenda, en cada flor habita el alma de Anahí, una valerosa indiecita que no aceptó someterse al conquistador español y luchó para defender a su tribu. Cayó prisionera y fue condenada a morir en la hoguera.






Fue atada a un árbol carente de flores y cuando las llamas la alcanzaron comenzó a transformarse en una flor de color semejante al fuego. Desde entonces, rojísimas flores llenan cada año, las desnudas ramas del árbol.









Esta emotiva leyenda explica por qué la flor del ceibo fue siempre considerada por la gente como un símbolo de la pureza y la dulzura, así como de la rebeldía heroica y altiva.








Fue declarada “flor nacional” por decreto N° 138974 del 23 de diciembre de 1942, durante la presidencia del doctor Ramón S. Castillo. La flor del ceibo ganó la preferencia de una comisión presidida por el doctor Ricardo Helman sobre la flor del jacarandá y la pasionaria.




Revista Anteojito N°1708, pp.39
21 diciembre 1997
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1708/page/n39/mode/1up

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Calendario a la romana


Cayo Julio César (hacia 100 - 44 a. C.), el más glorioso de los emperadores romanos, acababa de volver de una intensa campaña militar en África cuando se interesó por el calendario vigente, entonces, en sus dominios. Era el año 46, y hacía unos 708 años que Roma había sido fundada. Desde entonces, se había usado un calendario consistente en un año de 10 meses de 31 y 30 días alternativamente, más algunos días suplementarios desordenadamente agregados. Esto aparejaba cierto desorden en la llegada de las estaciones. Por aquellos primitivos tiempos romanos, el año comenzaba en marzo, pero como cada vez lo hacía más tarde (en relación con el año solar), las estaciones llegaron a invertirse. De tal modo que las fiestas llamadas "otoñales” se festejaron en invierno y la adoración de la diosa Ceres, de los cereales, fue hecha en pleno invierno, cuando no era posible que creciera cultivo alguno. Al tanto de estas “irregularidades”, Julio César, quien venía de tomar contacto con civilizaciones de la talla de la egipcia, decidió modificar el calendario romano Con este fin hizo venir de Alejandría (Egipto) al astrónomo Sosígenes, reputado como uno de los mejores de su tiempo. Así nació la llamada “reforma juliana”, uno de los antecedentes de nuestro actual calendario, junto con los trabajos del persa Omar Khayyam (siglo XI). Sosígenes fue uno de los primeros en proponer el famoso “año bisiesto”, o día suplementario para intercalar cada 4 años. (Esta misma disposición fue propuesta por el mencionado Khayyam siglos después) Claro que la invención de Sosígenes trajo aparejado el año más largo de la historia: porque para implementar el sistema fue necesario que aquel año 46 a.C. tuviera ¡455 días!

¿SABÍAS...
…que también nuestros mayas implementaron el uso del año bisiesto? Sus adelantados astrónomos entendieron que era una solución para su calendario. El año bisiesto fue adoptado en nuestro actual calendario, medida que se debió al papa Gregorio XIII (1582).







Revista Anteojito N°1554, pp.9
20 diciembre 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1554/page/n9/mode/2up

martes, 19 de diciembre de 2023

El tiempo también tiene su historia

¿EN QUÉ AÑO ESTAMOS?
¿Sabías que nuestro calendario no es el mismo en todo el mundo? Mientras nosotros nos preparamos para recibir el año 1998, para los musulmanes es el año 1418 y para los judíos, el 5758. Es que las referencias cronológicas varían con las diferentes culturas. Y esto, a pesar de que en su origen todos los calendarios se basan en la observación de los fenómenos astronómicos fácilmente observables como es el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra (fases lunares) y la traslación de nuestro planeta alrededor del Sol.

UN ANTIGUO CALENDARIO
Hace más de 6.000 años, los egipcios crearon uno de los más precisos calendarios de la Antigüedad. El calendario solar egipcio constaba de 365 días, divididos en 12 meses de 30 días, a los que se añadían otros 5 días consagrados a las celebraciones religiosas. Pero como el año solar no dura 365 días, sino exactamente 365 días 5 horas 48 minutos y 46 segundos, se producían algunos desfases.
Hay tres tipos básicos de calendarios: los lunares, los solares y los lunisolares (que combinan ambos sistemas).



LOS NOMBRES DE LOS MESES
El primitivo calendario romano estaba compuesto de 12 meses lunares, algunos de cuyos nombres se emplean todavía: Martius, Aprilis, Maius, lunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, December, lanuarus y Februarius. Pero como el año solar no coincidía con el lunar, cada tanto se añadían meses adicionales, lo cual resultaba bastante complicado.





AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR
En la época que Julio César gobernaba Roma, el calendario se hallaba en completo desacuerdo con la realidad. Por eso, hacia el año 46 a. de C., le encomendó al astrónomo de Alejandría, Sosígenes, que realizara los cálculos necesarios para ajustar el almanaque. Así nació el calendario juliano, basado en el año egipcio.
En honor a Julio César se le dio el nombre de Iulius al mes Quintilis.

NACEN LOS AÑOS BISIESTOS
El calendario juliano partía del cálculo que el año duraba 365 días y 6 horas. Por eso había años "normales" de 365 días, pero -para compensar esas 6 horas- cada cuatro años se le agregaba un día a febrero. Este es el origen de los años bisiestos, que tienen 366 días.

SEPTIEMBRE YA NO ES EL SÉPTIMO
Fue también César quien dispuso que el año comenzara el 1º de enero y no en marzo. Pero como les conservó el nombre a los meses, se produjeron ciertas discordancias: por ejemplo, september (septiembre) ya no era el mes séptimo -como lo indicaría su nombre- sino el noveno. Poco después, el Senado romano también cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus.



¿ONCE INUTOS NO ES NADA?
Pero el calendario juliano tampoco resultaba preciso, ya que la Tierra tarda 365 días 5 horas 48 minutos y 46 segundos en recorrer su órbita alrededor del Sol. Por lo tanto, el calendario juliano era 11 minutos y 14 segundos más largo que el verdadero año solar. Unos once minutos parecen ser insignificantes, pero, a medida que pasaron los años, este error representó horas y, más tarde, días.

EL CALENDARIO GREGORIANO
Así llegamos al siglo XVI. En 1582, ese pequeño desajuste ya significaba una diferencia de10 días. Por eso, el papa Gregorio XIII mandó a hacer otra reforma. Para empezar, se borraron de un plumazo los diez días que sobraban y, así, el día siguiente al viernes 4 de octubre fue viernes 15 de octubre.
Por la reforma gregoriana el año 1582 apenas tuvo 355 días.

PARA PREVER FUTURAS COMPLICACIONES
Pero, además, para evitar que este problema volviera a surgir en el futuro, se decidió suprimir tres días cada 400 años. De este modo, para el calendario gregoriano, los años seculares (los que terminan en dos ceros) sólo se consideran bisiestos si son divisibles por 400. Esto significa que el año 2000 será bisiesto, aunque el 1900 no lo fue ni tampoco lo será el 2100. Todo bien calculado, ¿no?

¿ANTES O DESPUÉS DE CRISTO?
El sistema de numerar los años a partir del nacimiento de Cristo se debe a Dionisio el Exiguo, en el siglo VI.
El sistema cronológico más empleado toma como base el año del nacimiento de Jesucristo. Las fechas anteriores llevan la indicación a. de J. C. o a. de C. (antes de Cristo); las posteriores, d. de J. C. o d. de C. (después de Cristo). Hacia el año 527, el monje Dionisio el Exiguo estableció arbitrariamente la fecha de nacimiento del Salvador. Estudios posteriores demuestran que se equivocó en sus cálculos, pues la Natividad ocurrió probablemente hacia el año 4 antes de Cristo.

PERO NADA ES TAN EXACTO
¿Sabías que el calendario gregoriano -que es por el cual nos regimos actualmente- tampoco es totalmente exacto? Acumula aproximadamente un error de un día cada 3.000 años. Por eso, es probable que hacia el año 5000 se tenga que suprimir otro día. Pero para eso falta mucho, ¿no te parece?

Revista Anteojito N°1712, pp.8-9
19 diciembre 1997
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1712/page/n6/mode/1up