domingo, 18 de febrero de 2018

Algunos datos de la lengua Española

El Español es una continuación moderna del latín vulgar, desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances, y es, por tanto, hermana del portugués, del gallego, del catalán, del valenciano, del francés, del occitano, del italiano y del rumano.
¿Cuándo se inició el español?
Uno de esos datos sobre el español que todos se preguntan. El primer escrito relacionado con el castellano data del año 959. Su autor, un monje del monasterio de San Justo y San Pastor, en La Rozuela. Y si esperabas un texto de gran carga ideológica, religiosa o literaria más vale que lo vayas olvidando. El buen hombre garabateó las primeras palabras que se conocen escritas en castellano para apuntar su listado de víveres y entregas de quesos (¡!). No por nada este escrito se conoce como el ‘Nodicia de Kesos’.
PD: sin embargo no os vamos a engañar; respecto a este tema existe mucha discrepancia. Muchos expertos aseguran que el primer texto antesala del castellano fueron las Glosas Emilianenses; la RAE sostiene que fueron los escritos conocidos como Cartulario de Valpuesta; y así suma y sigue…
El primer escrito en español encontrado data del año 975, garabateado por un monje para apuntar su listado de víveres y entregas de quesos, por eso a este escrito se conoce como el «Nodicia de Kesos».
También conocido como cristiano. Antiguamente, al castellano también se le conocía con el nombre de “Cristiano” (no, el jugador no). ¿La razón? Cuando los moros habitaron el sur de España y la práctica totalidad de la península, emplearon esta palabra para diferenciar a las personas que hablaban castellano de aquellas que utilizaban lenguajes árabes. Es más, de ahí viene la tan trillada expresión de ‘Háblame en cristiano’.
Idioma oficial en los 5 continentes. Aunque existe la creencia generalizada de que el español se habla mayormente en América y Europa, lo cierto es que es idioma oficial en países de los 5 continentes (no se llega a ser el segundo idioma más hablado del mundo así como así). Concretamente ¡Guinea Ecuatorial por la parte de África, Filipinas como representante de Asia (si bien es cierto que no como idioma oficial; aunque sí se promueve bastante su aprendizaje) y, lo más sorprendente de todo, en la Isla de Pascua (Oceanía).
Es el segundo idioma más hablado del mundo, por debajo del Chino Mandarín, con más de 559 millones de personas (cifras del 2015) aproximadamente lo que corresponde al 6.7% de la población mundial, ya que por razones demográficas el porcentaje de habitantes que hablan español ha ido aumentado considerablemente, mientas que los hablantes de chino e inglés, han disminuido.
No andamos faltos de palabras, no… 93111 entradas. Este es el número de voces que recoge el Diccionario de la lengua española en su vigesimotercera edición. A su vez, aparecen un total de 195 439 acepciones y 49 650 etimologías.
De las más sorprendentes curiosidades del español: es el más rápido. Sí, es el idioma más rápido. Aunque resulta extraño decir que un idioma pueda ser el más rápido de todos, pero así es. La rapidez de un idioma se basa en la cantidad de sílabas que un hablante medio es capaz de pronunciar por segundo. Y en este aspecto nuestro idioma se lleva la palma: el castellano es la lengua más rápida del mundo.
La palabra del español que no debe ser nombrada… Bueno, nombrada sí, lo que no puede ser es escrita. Estamos hablando del singular del imperativo ‘Salidle’. Éste se escribiría ‘Salle’, pero en dicho caso lo pronunciaríamos como [sá.lle], y no [sal.le], que es como estarían bien dicha.
La palabra ojalá proviene del árabe لو شاء الله (law sha’a Allah) y significa literalmente «y
quiera Dios». Las palabras guerra, campeón y sopa provienen del alemán siendo: werra, desorden, pelea; kamp, campo; y suppa, pan mojado, sus respectivos orígenes. La palabra izquierda proviene del Euskera, la lengua que se habla en el País Vasco, en el norte de la Península Ibérica.
EAOLS ¿Te suenan estas siglas? ¡Pues claro que no, porque no lo son! Tan sólo son las letras que más utilizamos los españoles en nuestro día a día. La letra E se lleva la medalla de oro (16.78%), seguida por la O (11.96%), la L (8.69%), y la S (7.88%). Por el contrario, la menos usada es la W (0.01%). Pobrecilla, la tenemos un tanto marginada.
Y la palabra más larga del castellano es… Electroencefalografista. Con 23 letras, este término tiene el honor de ser la palabra más larga del castellano (al menos de las recogidas por la DRAE). Y aunque puedan parecer muchas letras, no se acerca ni por asomo a la palabra más larga del mundo. ¡Nada menos que 189.819!
¿Te acuerdas de la ‘Ch’ y ‘Ll’? Aunque muchos aún no lo saben (y algunos ni siquiera fueron conscientes de este hecho), las letras ‘Ch’ y ‘Ll’ fueron eliminadas por la RAE en 1994. ¡Toda una mala noticia para aquellos que las estudiamos como parte del abecedario!
¡Ay la RAE! Murciégalo, vagamundo, requetebién, setiembre, bebestible… ¿Qué tienen en común estas palabras? Que están mal escritas dirás. ¡Pues mentira! La RAE las reconoce oficialmente, por lo que su uso está aceptado. No, ‘cocreta’ sigue estando mal dicho. También se pueden encontrar autodidáctico, polígloto, paradojo, compatriota, déspoto, sastra y gauldo.
Pero lo que más nos molesta es… Varias encuestas han determinado que la frase/coletilla que más nos molesta a los españoles es “¿me entiendes?”, dado que cuestiona la inteligencia del receptor. ¿A alguien le suena quién suele utilizarla?

Otras curiosidades:
  • La palabra oía tiene tres letras y tres sílabas.
  • La palabra estuve contiene cuatro letras que siguen el orden alfabético: stuv.
  • Los únicos días de la semana que no tienen una e en su nombre son los del fin de semana.
  • El número cinco es el único en el que coinciden el número y el número de letras. En italiano ocurre lo mismo con el número tres, y en inglés con el número cuatro.
  • El pangrama «El veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi. La cigüeña tocaba el saxofón detrás del palenque de paja» es el utilizado para las fuentes de Microsoft, puesto que contiene todas las letras del abecedario.
  • El término arte es masculino en singular y femenino en plural.
  • La palabra reconocer es un palíndromo, pues se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
  • El término «centrifugados» tiene todas las letras diferentes y ninguna se repite.
  • En latín calculus significaba ‘piedrecita’. De ahí los cálculos renales y biliares.
  • En «Aristocráticos», cada letra aparece dos veces.
  • Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos son un anagrama, ya que tienen las mismas letras pero en diferente orden.
  • El término «estuve» tiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético.
  • Menstrual, es el vocablo más largo con dos sílabas y nueve letras.
  • La palabra «Euforia» tiene las 5 vocales y solo dos consonantes.
  • La palabra «pedigüeñería» tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: La virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
  • El cálculo matemático se llama así porque los niños aprendían a contar con piedrecitas.
  • Quizá(s) viene de quiçab, alteración de qui sabe ‘quién sabe’.
  • El único caso en el que habemos (frente a hemos) es correcto es en la expresión habérselas con algo o alguien: Nos las habemos con la crisis.
  • Dextrógiro (y dextrorso): que gira en el sentido de las agujas del reloj. Levógiro (y sinistrorso): que gira en el sentido inverso al de las agujas del reloj.
  • Quinqui es un acortamiento argótico de quincallero ‘fabricante o vendedor de objetos de metal de poco valor’.
  • Palabras como lavabo o placebo proceden de la primera persona del futuro en latín. Así lavabo significa literalmente ‘lavaré’ y placebo ‘daré placer’.
  • Las palabras que terminan en /i/ tónica (como leí, fui o berbiquí) se escriben con i. La única excepción es muy, que debería escribirse mui.
  • La palabra gerundio viene del verbo gerere ‘llevar a cabo’. Gerundum es ‘lo que debe llevarse a cabo’.
  • Jabalina ‘arma arrojadiza’ y jabalina ‘hembra del jabalí’ tienen orígenes distintos. La primera viene del céltico gabalos ‘tridente’ y la segunda del árabe ǧabalī ‘de monte’. Esta última está relacionada con Gibraltar, que viene de ǧabal Tariq ‘monte de Tariq’.
  • En el Diccionario de la RAE viene quinua, pero no quinoa.
  • La palabra caqui para el color de la ropa no es la misma que la referida a la fruta. La primera viene del hindi khaki, que a su vez viene del pelvi hak ‘polvo’. La segunda viene del nombre de la fruta en japonés: kaki. Ambas se pueden escribir también con k en español: kaki.
  • Nadie y nada vienen de (homines) nati ‘(hombres) nacidos’ y (res) nata ‘(cosa) nacida’. Se usaban más o menos como No hay hombre nacido o No hay cosa nacida, de donde se obtuvo No hay nadie y No hay nada.
  • Triduano ‘de tres días’; cuatriduano ‘de cuatro días’; endécada ‘período de once años’; vicenal ‘que dura veinte años’; sesquicentenario ‘150 aniversario’.
  • Es in medias res, no in media res.
  • Las comillas que se deberían usar en primer lugar en español son las angulares (« »), no las inglesas (“ ”).
  • Hay solo una palabra en español procedente del esperanto: esperanto.
  • Mamotreto viene del griego mammothreptos que significaba ‘criado (threptos) por su abuela (mamme)’ . De ahí su sentido de gordinflón o abultado, por la mucha comida que dan las abuelas.
  • Frente al monopolio (situación en la que solo hay un vendedor), el monopsonio es la situación económica en la que solo hay un comprador.
  • Al que no es autóctono de un lugar se le puede llamar alóctono.
  • La expresión correcta para ‘como mínimo’ es cuando menos, no cuanto menos: La cuestión es, cuando menos, complicada.
  • Según la nueva Ortografía, pizza se debe escribir en cursiva, al ser extranjerismo que no se pronuncia como está escrito. No así sus derivados.
  • En latín satis significaba ‘bastante, suficientemente’. De ahí viene satisfacer ‘hacer bastante’. Además, de ad satis viene asaz.
  • La palabra tés se tilda, pero no debería. La tilde del singular té sirve para diferenciarlo del pronombre átono te, pero no hay ningún tes átono.
  • Muchas palabras que en español tienen -mbr- vienen de palabras en latín con -min-, como hambre (de faminem), hembra (de feminam), hombre (de hominem), lumbre (de luminem), alambre (de araminem) o cumbre(de culminem).
  • En francés bidet, de donde viene bidé, significa propiamente ‘caballito’ y se llama así por la postura con las piernas abiertas en la que uno se sienta en él.
  • Más de posturas: según Corominas, la expresión en cuclillas viene de en cluquillas, que a su vez viene de clueca, por el parecido de esta posición con la de las gallinas cuando empollan.
  • Cuando queremos decir que le damos muchas vueltas a algo o que alguien nos molesta o perturba se escribe rayar(se) con y: Me estoy rayando, No me rayes.
  • Alzacuello(s) es un calco del francés hausse-col, formado por etimología popular del neerlandés halskote, donde el hals que dio en español alza significa ‘cuello’ y kote, que dio cuello, significa ‘ropa’. Otros casos de errores por parecidos entre palabras: Brujas (de Brugge “puente”), cabo de Hornos (de hoorn “cuerno”), de la Mancha (de Manche “manga”).
  • Según el Diccionario de la RAE erre que erre podría venir del acortamiento de la expresión en árabe hispánico de los arrieros moriscos ḥírr úmmak, que significa ‘la vulva de tu madre’.
  • La morrocota era una moneda antigua de oro. De ahí viene morrocotudo, como ‘muy grande’ o ‘extraordinario’.
  • Echar de menos viene del portugués achar menos, donde achar significa ‘hallar’.
  • Hay pocos casos en los que la y aparezca en interior o a principio de palabra y tenga valor vocálico: verbo más pronombre (Haberlas, haylas), nombres propios (Ayllón o Ynduráin) y sus derivados (byroniano), siglas y acrónimos (YPF, pyme), pero no el plural de palabras terminadas en –y del tipo de jerséis, guais, gais, etc., que se escriben con i. La y puede llevar tilde en nombres de persona o lugar y otras palabras que conservan la antigua grafía: Ýñigo, Aýna, otrosý, ansý. De hecho, en Word, a la y se le puede poner la tilde igual que a las vocales.
  • La conjunción y no pasa a e cuando la palabra siguiente empieza por i, pero se pronuncia distinta, como en Había iPads y iPhones, pero sí cuando una letra distinta se pronuncia como una i, como en Iberia e Easyjet.
  • El pabilo es la mecha de la vela. (D)espabilar es quitar la parte quemada del pabilo para avivar la llama. De ahí el uso de espabilar para ‘avivar el ingenio’.
  • En la conjugación del verbo ir hay formas procedentes de los verbos latinos ire ‘ir’ (ir, iba, iré), vadere ‘ir (deprisa)’ (vais, vaya) y esse ‘ser’ (fui, fueras). En las zonas voseantes, además se usa una forma del verbo andar para el imperativo: andá.
  • Un hápax es la palabra que solo se ha registrado una vez en una lengua, en un autor o en un texto, como Golem en la Biblia, que solo aparece una vez.
  • Según la Gramática de la RAE, en el español popular de la República Dominicana tienen un ello similar al itinglés en casos como Ello parece que no hay pan (igual que en It seems that there is no bread) o Ello está lloviendo (It is raining).
  • Paripé viene del caló paruipén ‘cambio, trueque’.
  • El apóstrofo no se usa para marcar elisiones que no dependen de con qué letra empiece la palabra siguiente. Es Hay gente pa to, no Hay gente pa’ to’, frente a ¡M’apetece!
  • Babor viene del neerlandés bakboord, de bak ‘trasero’ y boord ‘borda’, porque el piloto se situaba antiguamente a estribor (de stier ‘timón’).
  • Para mostrar una pronunciación no habitual se puede variar la escritura adecuando la acentuación: usté, Míguel.
  • Bis ‘dos veces’ (como en los estribillos de canciones); ter ‘tres veces’; quater ‘cuatro veces’; quinquies ‘cinco veces’.
  • Se pueden encontrar palabras con más de una tilde. Cuando se refleja la prolongación en el habla de una vocal con tilde repitiéndola por escrito, se tilda en todos los casos: «Ya están aquííííííí».
Bibliografía:

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