Buenos Aires. Media noche. Cae la
luna indiferente
sobre el alma de las cosas de la
enorme Capital
y se siente, como un eco, el
rasguear de una guitarra
y la queja nostalgiosa de un cantor
sentimental.
Es un hijo de las selvas pay
ubreras de Corrientes
que ha nacido bajo el toldo de su
cielo guaraní
hermanado con las hierbas, y las
flores, y las aves,
bendecido por la mano virginal de
la Itatí.
¡Que no diera por la vuelta, el
retorno a su querencia
bajo el cielo de Corrientes, donde
canta el cardenal,
y una muerte silenciosa en la paz
del bosque quieto,
mientras rezan sus plegarias la
calandria y el zorzal!
Carlos A. Castellan
Extraídos de la Revista Vida Correntina, Primer Magazine Correntino.
Año III, N°72,
Febrero 20 de 1936, pág. 14.
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