Y después de ese seguirá otro día,
Corriendo todos con tenaz porfía
A perderse en la inmensa eternidad.
Asi pasan fugaces nuestras horas
En su curso monótono y medido,
Alumbrando el camino que al olvido
Conduce a la doliente humanidad.
Apenas llega un día y desvanece:
Efímero cual él, otro le sigue;
Y eterno el tiempo en su tarea prosigue
Arrollando a la vez lo que creo;
Y el hombre, convidado misterioso
De ese festín de muerte, pasa vano,
Como de arena imperceptible grano
Que el viento del desierto levanto.
De ese festín de muerte, pasa vano,
Como de arena imperceptible grano
Que el viento del desierto levanto.
M. Belzu de Dorado
Estudiante Argentino, pág. 156
No hay comentarios.:
Publicar un comentario