los vientos aprendieron mis canteras;
a las albas halláronme discreta
esperando a la vera de los mares.
Las tardes enjoyadas de violeta
y las noches azul y seculares,
me encontraron vagando sola e inquieta
por la orilla espumosa de los mares.
Mi pecho era una brasa que apagaba,
mi boca era una flor que marchitaba
y el cielo tachonado de zafir…
¡Si no hubieras llegado en esta hora
me hubieras hallado muerta en nueva aurora
cansada de esperarte y de sufrir!
María Delia Donato Esandi
Revista Vida Correntina, Primer Magazine Correntino.
Año III, N°76, Marzo 30 de 1936, pág. 20.
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