sábado, 29 de enero de 2022

La pedigüeña


Seda las palabras,
las pupilas, seda.
En la faz rugosa
de la india, el aire
su ternura afelpa.

Suavidad su vida.
Suavidad toda ella,
tal como si hubiese
crecido entre niños
esquilando ovejas.

De ordeñar las cabras,
hilar lanas crespas
y coser cueritos
de chulengos, tiene
las manos de seda.


De mirar la nieve,
las briznas, las ceibas,
la luna y el agua
del deshielo, tiene
la mirada buena.

De escuchar al tordo,
beber leche fresca
y ungirse los labios
con plegarias, tiene
la palabra buena.

…Y la vida toda
de esta india vieja
fue sentir rasguños,
recoger mendrugos
y trepar las sierras.

Gaspar L. Benavento

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