martes, 2 de agosto de 2022

Distinguiendo las etapas y niveles del planeamiento estratégico

Una enseñanza verdaderamente estratégica se puede tildar de generativa, por cuanto “genera” la recreación de nuevas estrategias cuando las demandas y el contexto en que se producen varían de las originales, hecho que suele producirse continuamente en la mayoría de las situaciones en las que los seres humanos tenemos un protagonismo.” Monereo (2001)

Las instituciones educativas y los docentes como agentes socializadores, deben enfrentarse a los retos educativos del s. XXI introduciendo cambios en la organización de las prácticas pedagógicas, y asumiendo su práctica para no volverse un simple discurso. Para esto deben separarse de la “racionalidad técnica” que direccionó durante mucho tiempo la enseñanza y se asume en la “racionalidad práctica” que supone pensar y aprender a partir de –y dentro de- las experiencias vividas en la cotidianeidad del aula (Schon:1992).

Así la inopia motivacional, la adquisición de competencias de las que, muchas veces, no estamos capacitados para promover en el alumno, son algunos de los retos por los que, preocuparnos y ocuparnos, para revertir el déficit en la transmisión, lo cual repercute deficitariamente en las trayectorias académicas.” (Benito:2009).

La educación actual presenta cambios en la construcción de nuestro propio rol docente, respondiendo, en principio, a la necesidad de una formación permanente con profundo rigor pedagógico y propuestas metodológicas específicas que se adecuen a los escenarios y requerimientos complejos actuales, demandantes de un docente que se asuma como un profesional autónomo: no solo con capacitación disciplinar, también se actitud permanente sobre el aprender-haciendo reflexivo, tener consciencia de aciertos y errores para adaptar acciones orientadas a mejorar lo logrado y corregir los desaciertos en las actividades realizadas. Además, conlleva a que el profesional conozca lo que hace, entienda que diferentes modos de aprender implican modos diferentes de enseñar, entendiendo que toda actividad del alumno guarda una estricta relación con la enseñanza que ha recibido; y finalmente, que el trabajo docente se refleja en el aprendizaje y la motivación del estudiante.
 Provoca, esto, que las prácticas docentes orientadas a la formación de enseñantes, busquen desarrollar a través de un “profesor-aprendiz” competencias para una educación estratégica, capaz de poner en puesta prácticas de acción reflexiva y la autorreflexión mediante el análisis, la deliberación, el debate y la interpretación de las estrategias utilizadas para provocar el aprendizaje de los estudiantes y seleccionando el material adecuado para lo que se propone, elaborando y organizando la información que debe aprender y, como “enseñante”, planificando su acción docente, ofreciendo al alumno un modelo y una guía de cómo utilizar estratégicamente los procedimientos para aprender (Monereo:1995). Para lo cual, el docente debe tener los siguientes objetivos:
  • Construir criterios pedagógicos desde la propuesta metodológica y conceptual que posibiliten una mirada estratégica sobre nuestras prácticas.
  • Enriquecer y mejorar las propias capacidades y experiencias del pensar y el hacer en el aula, a partir de imaginar otras formas posibles.
  • Tomar conciencia sobre las formas de las que nos apropiamos, de las que transmitimos, de cómo los ofrecemos y, de las que evaluamos los conocimientos.
Para lograr éstos, el profesional debe tener una estrategia, las cuales son entendidas como una guía de las acciones que hay que seguir y como tal, son intenciones conscientes dirigidas a un objetivo relacionado con el aprendizaje. Esto supone que las técnicas pueden considerarse como elementos subordinados a la utilización de las estrategias; también los métodos son procedimientos susceptibles de formar parte de las estrategias (Monereo:2001,23).
Y el (docente) mismo debe ser management estratégico o estratega, Karlöf, (1993) denomina “management estratégico” a la aptitud de descubrir patrones o características de una situación, que permitan determinar necesidades de cambio, planear las estrategias para el cambio, prever los instrumentos que facilitarán implementar las estrategias. Es decir, ser un estratega, que significa:
  • Descubrir los patrones o características: Esta habilidad permite descubrir los patrones o características de la situación y su entorno, que luego podrán utilizarse para señalar la necesidad de cambio.
  • Determinar la necesidad de cambio: Los cambios conforman un multifacético conjunto de variables, que fluctúan entre la adecuación de los costes de producción y la diferenciación de líneas de productos. Puede responder a múltiples necesidades, como crecimiento o reducción, factores conocidos o inciertos.
  • Planear las estrategias: La determinación o formulación de la estrategia es un proceso intelectual de creatividad y de aceptación del triunfo.
  • Los instrumentos para el cambio: Se deben conocer los patrones o modelos viejos y nuevos tiene gran valor en el análisis estratégico.
  • Implementación de estrategias: Todo el esfuerzo mental y creativo que se ponga en la formulación de estrategias tomará mucho tiempo, a menos que uno pueda comunicar sus ideas y ponerlas en práctica. Emprender las cosas con mucha prisa, sin decidir antes adonde se quiere llegar, es generalmente tan ineficaz como una gran creatividad que no lleva a la acción. (Karlöf:1993,pp.44-47).
Monereo y Clariana (1993, citado por Anijovich, R. y Mora, S:2009,52) definen al profesor estratégico como el de: 

(…) un profesional que posee habilidades regulativas, las que permiten planificar tutorizar y evaluar sus procesos cognitivos, tanto en el momento de aprender los contenidos que ha de enseñar, como en relación a su actuación pedagógica, mientras negocia con los estudiantes los significados del contenido que se propone enseñar

Enseña:
  • A reflexionar sobre el estado de los propios conocimientos y habilidades, ser capaz de responder a interrogantes tales como ¿Puedo tomar apuntes pertinentes de un expositor? ¿Puedo recordar después de una semana de casa el nombre de todos mis alumnos? ¿Dispongo de los recursos necesarios para dirigir adecuadamente una reunión?, ¿Se cómo profundizar conocimientos sobre mi especialidad? El resultado es lograr mayor previsibilidad de los recursos y de los logros que se pretenden alcanzar.
  • A autorregularse, regular su actuación para realizar una actividad o resolver situaciones problemáticas partiendo de preguntas reales como: ¿cuál es mi objetivo? ¿Con qué criterios pienso trabajar? ¿Qué saberes necesito profundizar? ¿Cuáles son los procedimientos más adecuados? ¿Están contemplados los tiempos necesarios? ¿Estoy en dirección hacia el objetivo esperado? ¿Qué puedo o debo modificar para lograrlo?
Porque la enseñanza estratégica implica la construcción, deconstrucción y reconstrucción continúa de la práctica pedagógica.
Para lograrlo, el docente se vale de estrategias de enseñanza, es decir un conjunto de decisiones con el fin de promover el aprendizaje de sus alumnos considerando qué queremos que nuestros alumnos comprendan, por qué y para qué (Anijovich, R. y Mora, S.:2009,23). De acuerdo a esto: 

"(...) la enseñanza estratégica consiste en la comprensión y regulación que los docentes realizan del proceso aprendizaje-enseñanza, con el fin de promover determinadas competencias[1] en los estudiantes, en simultaneidad a la construcción de las propias: la transdisciplinariedad, la apertura, la flexibilidad, las demandas sociales, económicas y la trama del saber construido desde la continua reflexión sobre la práctica (Schon a.1992, b.1998), en los que se halla implícita la concepción de la docencia estratégica: conocimiento y autorregulación."

El primero (conocimientos) implica, para el docente, ser parte del aprendizaje de los estudiantes, comprender sus metas y colocándose en su lugar, sin perder conciencia de su rol como docente. Debe llevar un seguimiento permanente de cómo se están formando las competencias, orientado a los estudiantes para que, a su vez, puedan reflexionar sobre sus propios procesos de aprender. Esto demanda una constante actualización y la exigencia de comprender la utilización de los múltiples nuevos sistemas de transmisión digital (textuales, gráficos, audiovisuales, animados y pronto también sensoriales e incluso cenestésicos); provocando en acuciante la necesidad de adquirir y enseñar estrategias útiles para buscar, seleccionar y elaborar la información con el fin de transformarla en conocimiento útil, preparado para ser empleado en el momento que lo precisemos.
La segunda, la autorregulación: formada por acciones:

a) Planeación: Parte de la comprensión de las finalidades de la formación y determina el cómo, dónde, cuándo y con qué medios se van a formar las competencias, planeando las estrategias de aprendizaje de acuerdo a:
Ø Saber conocer: estrategias cognitivas y metacognitivas.
Ø Saber hacer: estrategias de ejecución.
Ø Saber ser: estrategias emocionales y sociales.
Se debe tener también en cuenta, que existen un buen número de problemas para los que hay un limitado número de estrategias eficaces, y estas estrategias deben enseñarse; igualmente válido, es estimular a que los alumnos empleen sus propias estrategias o pongan en práctica las que proponen sus compañeros.
b) Monitoreo: es el seguimiento en la ejecución de lo planeado, haciendo visible la manera en que se están llevando a cabo las acciones previstas, en el proceso de aprendizaje-enseñanza, para realizar los ajustes que fueran necesarios.
c) Valorar: no es el final del proceso de formación de competencias, es el continuum que atraviesa la puesta en acción de las estrategias docentes en vista de sus objetivos iníciales.

Para el docente implica, tal como lo sostiene Monereo (1994), que cuando el docente aprende la materia para poder enseñarla es, además, responsable de, como profesional, apropiarse de estrategias y habilidades para aprender y enseñar; entonces se debe formar profesores estratégicos, que aprendan los contenidos de su especialidad de forma intencional, empleando estrategias de aprendizaje, que planifiquen, regulen y evalúen reflexivamente su actuación docente, que enseñen estrategias de aprendizaje a sus alumnos a través de contenidos. Esta formación debe brindarse inicialmente en las universidades. (Monereo:2001,pp.61-62). Dicho de otro modo: enseñar al alumno a reflexionar sobre la manera como aprende nuestra materia y la forma como podría seguir aprendiendo más y mejor, no tiene por qué suponer un espacio de tiempo extra, ni la introducción de nuevas asignaturas en nuestro ya abigarrado currículum.
Tanto es así, que se debería empezar a plantearse con urgencia la posibilidad de articular la currícula sobre la base de los procedimientos y estrategias de aprendizaje, que tienen mucha más vigencia, y reducir los contenidos de tipo conceptual a aquellos que resultan más permanentes e interdisciplinares, como, por ejemplo, los conceptos de sistema, representación, energía, interacción, etc.

[1]“Hablamos de competencias en términos de capacidades individuales como condición necesaria para impulsar un desarrollo social en términos de equidad y ejercicio de la ciudadanía” (Torrado, 2000: 32)

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