jueves, 21 de marzo de 2024

El cacto

Vive un cacto solitario
en una agreste región
y por el agua, a los cielos,
eleva humilde oración.

Las nubes oyen su ruego
y el agua cae lentamente.
¡Con qué fruición bebe el cacto,
gota a gota, ese presente!

Tiempo después, el regalo
retribuye con ternura:
son sus espléndidas flores
que miran a las alturas.

Publio A. Cordero
Revista Anteojito N°1567, pp.2
21 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1567/page/n2/mode/1up

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