¿Se te ha perdido un objeto de valor? ¿Te sentís un poco enfermito? ¡No te preocupes! Los santiagueños tienen la solución. Consiste en ofrecerle un baile, con bombos y violines, a doña Telésfora Castillo, "La Telesita", para los amigos.
Todos la conocían como Telesita, pero éste sólo era el apodo de Telésfora Castillo, una joven hermosa nacida en Tolojona, en la provincia de Santiago del Estero. Telésfora era amante de la música y del baile. No había rancho o pulpería santiagueña que no conociera sus risas y alguna vez la hubiera visto bailar chacareras. Pero cuenta la leyenda que para esta vida tan alegre tocó un final triste. La Telesita, como la llamaban los amigos, murió cierta noche cuan do se produjo el incendio de su rancho. El corazón de los santiagueños se llenó de pena y fue llorada por varios días.
Sin embargo, el alma de la Telesita siguió viviendo entre sus comprovincianos. Pronto se le atribuyeron milagros y se inició una costumbre asombrosa: fue llamada la "Telesiada" y consiste en un baile que se organiza en honor de la Telesita. Según esta creencia, Telésfora devolverá a sus dueños los objetos perdidos, y a los enfermitos su salud. Pero eso sí: lo hará si el baile en su honor cumple los "requisitos” que impone la Tradición.
La Telesiada no es un baile como cualquier otro. El que ofrece el baile debe preparar todo con mucho cuidado. Para empezar, hay que fabricar una muñeca de papel o trapo, y colocarla sobre una mesa. Simboliza el cuerpo de la Telesita. Después se encienden cuatro o cinco velas alrededor de la mesa y entonces... ¡se va la Telesiada! El dueño de casa y su mujer inauguran la fiesta, bailando siete chacareras seguidas. Después se unen los otros invitados y todos brindan con caña. ¡Salud!
Los acordes de las guitarras, los violines y el bombo hacen temblar las gruesas trenzas de las mujeres. Todo es alegría y diversión al ritmo de chacareras, gatos y cielitos. Eso sí el baile debe terminar cuando se apagan las velas. Caso contrario, la Telesiada no tendrá el efecto buscado. Pero los dueños de casa se las arreglan para que el baile dure hasta el amanecer. ¿Cómo? Fácil: fabrican unas velas caseras de sebo tan grandotas que arden durante toda la noche. Así nadie podrá quejarse de que la Telesiada no tenga efecto.
Revista Anteojito N°1568, pp.9
28 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1568/page/n8/mode/1up
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