domingo, 29 de diciembre de 2013

Los Andes

La niebla se va disipando a medida que el sol se levanta y la montaña comienza a mostrar su perfil de piedra hasta que aparece en toda su naturaleza. ¡Los Andes!
El viento parece hablar por la garganta de la cordillera. Y es la voz de la cordillera misma la que se oye:
-Soy la muralla de la patria. Me abrí para dar paso a un ejército de valientes que no tenía ideal más generoso que el de libertar a los pueblos. San Martín iba al frente. No le arredró el peligro de la travesía, ni mis abismos, ni mis cumbres, ni mis laderas escarpadas; ni la nieve ni el viente. Lo vi pasar sereno en su cabalgadura. Vi pasar centenares de soldados con sus armas, sus tambores, sus clarines, sus banderas... El viento desparramó a todos los rumbos, entres ruidos de cascos de las cabalgaduras y de sables chocando contra el cuero duro de los recados, la canción de la República.
El cóndor de mis montañas fue su guía. Lo supo Andrade y lo cantó en estrofas vibrantes y armoniosas.
Hoy crecen a mis plantas pacíficos pueblos de pastores que agradecen el agua de mis manantiales y bendicen el verdor de mis valles, mientras me arrullan con música de quenas y letras de vidalitas.
Saludo como a camaradas al ferrocarril que me atraviesa y a los aeroplanos que pasan sobre mí con mensajes de paz. Y aun cuando parezca separar dos pueblos, no hago sino hermanarlos más, bajo la protección de esos cuatro clavos luminosos que forman en el cielo la Cruz del Sur.

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