La señorita parecía enferma... Hoy ya no lo parece. Conversa con mas ánimo. Sonríe constantemente. Su palabra es caricia. Su mirada, consejo.
-¡Señorita! ¡Señorita!
-Gritos, no. Así nunca nos entenderemos.
Se hace silencio. Pero este silencio no es frío. Hay en el ambiente del aula mucha afectuosidad como para no distanciar los espíritus.
La señorita maestra sonríe nuevamente, y en la cara de todos los alumnos florece una sonrisa. Como cuando hay sol en el cielo, en todos los charquitos hay sol.
-Es hermoso hablar. Y escuchar es hermosa. cuando canta un pájaro, yo me quedo escuchándolo. Pienso que haría mal si interrumpiera su canto. En sus trinos, en sus gorjeos, y en sus silbos, dice cosas maravillosas, que nosotros no alcanzamos a comprender. ¡No dirá: "mamá"! ¡No dirá: "hijo mío"! ¡No dirá: "señorita"! Y ved qué lindas palabras son todas ellas. Se pronuncian con dulzura, con suavidad, con gracia... Cuando recitamos versos, ¿no lo hacemos con delicadeza como cuando estamos rezando? Cada palabra es un gorjeo: tiene su música. Todo el secreto está en decirla bien.
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