lunes, 30 de marzo de 2020

Tres actos

La vida es drama…; empieza
Alzándose el telón de nuestra cuna
Con llantos, con vagidos y tristeza
Con gotas de dolor una por una.
El actor es un niño
En el gran escenario de la pena;
El mundo lo recibe con cariño…
¡Esta es la entrada en la primera escena!

El teatro es de flores;
Apenas luce el sol en lontanaza,
Y al tenue resplandor de sus fulgores
Se mira sonreír a la esperanza

Más cuando llega el llanto
Del niño y de la madre adolorida,
El mundo silba de ambos el quebranto.
¡Concluye el primer acto de la vida!...

Sigue el acto segundo:
La juventud, apasionada y loca,
Se derrumba al abismo más profundo…
¡La escena pasa sobre estéril roca!...

Amores, decepciones,
Siniestras y terribles carcajadas,
Ríos de llanto y muertas ilusiones,
Corren al fondo en olas encrespadas.

Duerme el mundo en este acto,
A los tormentos sordo, indiferente;
El crimen y el dolor haciendo pacto,
Destrozan sin piedad al inocente…

La dicha y la tristeza,
La gota del placer con el veneno,
El vicio frente a frente a la pureza,
Todo en la vida se resuelve en cieno.

En espinas clavados
Quedan del corazón sueltos jirones,
Y en un desierto, triste y olvidados,
Los seres sin amor, sin ilusiones.

¡Llega el acto tercero!...
Toda la escena cúbrase de nieve…
Busca el hombre al amigo más sincero
Y no lo ve, por do sus pasos mueve.

Escuchase gemidos…
Los corazones, poco a poco helados,
Van quedando en el suelo entumecidos
Entre el hielo y la sombra sepultados.

¡Todo acabo!... Ni un pasó
Vuelve a dar el actor en tanta pena.
Luce el sol por vez última en ocaso,
Y en la nada concluye aquella escena.

Aquí el acto termina:
Quedó sobre la escena un gran desierto
Que jamás en la vida se ilumina;
Y así concluye el drama… con un muerto.

Anselmo Alfaro 
Estudiante Argentino, pág. 133

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