Para iniciar esta comparativa entre Lobisón y Hombre Lobo debemos ir a los mitos primigenios de ambos.
Al recorrer la mitología guaraní, encontraremos la leyenda de El Nacimiento los 7 monstruos: la historia de la desafortunada Kerana y su asalto por parte Tau, y de cómo, fruto de ese asalto, dio a luz a siete bestias malditas, de las cuales el Lobisón es el séptimo y último: su cabeza, semejante a la de un perro, deja ver una larga hilera de filosos dientes de diferentes tamaños. Sus orejas son pequeñas e impuestas en la parte superior del gran cráneo. Su cuerpo esmirriado y seco, sus extremidades mitad humanas, mitad garras le dan un aspecto desgarbado. Se le conocerá con el nombre de Luisón. Luisón habita en los campos santos y se alimenta de los cadáveres que allí desentierra. Se le puede escuchar en las noches de luna llena, cuando emite sus lastimeros y aterrorizadores aullidos trepado a las lápidas de las tumbas… Así describe esa leyenda al Lobisón.
Entre tanto, el mito del Hombre Lobo, el cual Olivera Martínez (citado por López Bréard:2013,62) resume como un mito indo europeo, puede ser rastreado hasta el Libro I de La Metamorfosis del poeta romano Ovidio, donde refiere a un antiguo Rey de Arcadia, llamado Licaón, quien fundara la de Licosura, con protección de Zeus, pero este furioso de los excesos del rey lo convirtió en Lobo, y a sus descendientes (López B.:2013,61).
Como vemos los dos mitos tienen orígenes marcadamente diferentes: en el primero es hijo de seres divinos, en el segundo un rey maldito.
La siguiente diferencia se da en cómo se llega a ser uno u otro: en el primero versa la maldición del séptimo hijo (probablemente devenida del mito de los hijos de Kerana); aunque también el maleficio puede ser transmitido si el lobisón pasa por entre las piernas de uno (López B.:2013,59). En cambio, para convertirse en Hombre Lobo: uno puede ser mordido por otro, nacer de padres hombres lobos, a través del uso de la piel de un lobo o un cinto hecho de esa piel, o también, como reza en Portugal: ser fruto de un incesto, hijo de padrino e ahijada, o de compadres (López B.:2013,63).
Las formas de cortar la maldición, teniendo en cuenta lo expuesto por López B. (2013,59) para el Hombre Lobo: balas de plata o benditas; para el Lobisón, en la antigüedad, mediante ritos paganos o cristianos (exhibición de la cruz).
Entonces, mientras ambos mitos permanecían separados, con la llegada de la colonización portuguesa y española el mito del Hombre Lobo es introducido a esta región, y el encuentro entre ambos se da. López B. (2013,63) cita a Daniel Granada, quien considera que prueba de esto se da al origen e introducción del nombre, Lobis Home, que presumiblemente muto a Lobisome; pues, recuerda, que los lobos no son habitantes de esta región (ni de origen ni por introducción), por lo tanto, no es posible que el nombre sea el original.
López Bréard, M. R. (2013) El Lobisón en Mitos de la Región Guaraní. pp. 59-64. Moglia Ediciones.
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