Poeta, tú no cantes la guerra; tú no rindas
ese tributo rojo al Moloch; sé inactual;sé inactual y lejano como un dios de otros tiempos,
como la luz a la humanidad.
Huye de la marea de sangre hacia otras playas
donde se quiebren límpidas las olas de cristal;
donde el amor fecundo, bajo los olivos,
hinche con su faena los regazos, y colme
las ánforas gemelas y tibias de los pechos
con su néctar vital.
Ya cuando la locura de los hombres se extinga,
ya cuando las coronas se quiebren al compás
del orfeón coloso que cante marsellesas;
ya cuando de las ruinas resurja el Ideal,
poeta, tú, de nuevo,
la lira entre tus manos,
ágiles y nerviosas y puras, cogerás,
y la nítida estrofa, la estrofa de luz y oro,
de las robustas cuerdas otra vez surgirá:
la estrofa llena de óptimos estímulos, la estrofa
alegre, que murmure: "¡Trabajo, Amor y Paz"
Amado Nervo
Fuentes de vida de B.N.B. de Iacobucci y G.C. Iacobucci,
pág 235
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