sábado, 30 de marzo de 2024

Muñequito

Necesitas: Recortes de tela o paño lenci, aguja, hilo, cuentas de plástico o madera.
  1. Cortá un molde circular de cartón de 5 cm. de diámetro.
  2. Usando ese molde cortá muchos círculos de tela (preferiblemente paño). La cantidad depende del grosor de la tela.
  3. Alternar cosiendo un disco, una cuenta, un disco, una cuenta, armando así las piernas, los brazos y el cuerpo como indica el dibujo, terminando los extremos con una cuenta mediana, y con una grande para la cabeza la que le podés agregar pelo, un gorro o un pañuelo.
  4. Pintale ojos, nariz y boca a la cabeza y, si querés usar este muñeco como marioneta atale las extremidades y las rodillas con un hilo fino y sujetalas a una cruz hecha con dos palitos.
Revista Anteojito N°1516, pp.10
30 marzo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1516/page/n9/mode/1up

Caritas limpia-tinta

Necesitas: Recortes de tela o paño lenci, aguja, hilo.
  1. Cortá varios círculos de tela de distintos colores y estampados.
  2. Acomódalos unos sobre otros y asegúralos en el centro con una puntada.
  3. Antes de cortar el hilo cosele, justo en el centro, una cuenta que será la nariz. Dibujale una boca y dos ojos y guardalo en tu cartuchera.

Revista Anteojito N°1516, pp.10
30 marzo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1516/page/n9/mode/1up

El Misachico

Los pobladores del Noroeste argentino cumplen con un rito religioso matizado con música y alegría. Se trata del misachico. ¿En qué consiste? Te invitamos a presenciar una de estas ceremonias. ¿Vamos?


LA PROCESIÓN VA POR... MUCHOS LUGARES
Un pequeño grupo formado por algunos vecinos coloca la imagen del santo que veneran en
una pequeña plataforma. Inician la marcha hacia una iglesia lejana, llevando en andas la imagen. En el camino se van incorporando hombres, mujeres y también chicos. La procesión se agranda Cruzan lugares desiertos, atraviesan angostos senderos de montaña, vadean ríos...

SE HACE CAMINO AL ANDAR
El andar se hace acompasado por los sones del violín, la caja, el pincullo o el erke. La comitiva avanza de día y de noche. Los curiosos que se acercan a contemplarlos deben "pagar". Los promesantes les piden colaboración para solventar los gastos de alimentos y bebidas. Recogen las monedas en pequeñas calabazas que utilizan habitualmente para matear.

UN ALTO EN EL ALTAR
Pero aunque la devoción es mucha, el cansancio llega. De pronto los peregrinos se detienen.
Piden hospedaje y son recibidos calurosamente. La imagen se ubica en una especie de altar doméstico mientras se inicia una fiesta que dura hasta el amanecer. Estimulados por la buena compañía y la alegría continúan la marcha nuevamente hacia su lugar de destino.

CULMINA LA CELEBRACIÓN
Llegan a la iglesia elegida donde los está esperando. el cura párroco. Colocan la imagen a un costado del altar. Se celebra la misa. La ceremonia final consiste en "velar" al santo, iluminándolo en su sitio de honor. Rezan ante él y una fiesta -la mayor de todas- Io despide hasta el próximo misachico. Cansados pero felices retornan a sus hogares.

PARA ENTENDERNOS MEJOR
Misachico deriva de una palabra quechua: misachikuy o misachikuj que quiere decir: "Elque manda decir misa". Erke, pincullo, caja, son instrumentos musicales típicos del Noroeste argentino.


Revista Anteojito N°1516, pp.6
30 marzo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1516/page/n5/mode/1up

jueves, 28 de marzo de 2024

Hallazgo en Antikythera (Anticitera): La tecnología antes de Cristo

Cuando oimos la palabra "tecnologia" la asociamos con los tiempos modernos, y nunca con la Antigüedad. Pero un asombroso hallazgo de principios de siglo demostró que hace milenios el hombre fue tan "tecnológico" como hoy.

Isla de Antikythera, en el Mar Egeo, 1900. Un modesto barco de pescadores de esponjas llega a las playas de la isla, en medio de la noche, arrastrado por una tempestad. Los pescadores deciden no moverse de esta playa hasta el día siguiente, ya que se encuentran a salvo fuera del mar. Llegada la mañana y reemprendida apenas la navegación, divisan, a través de las claras aguas y a unos setenta metros de profundidad, los restos de lo que parece un antiguo barco. La curiosidad hizo a aquellos hombres explorar dicha embarcación y la sorpresa fue grande cuando encontraron en ella estatuas de mármol, ánforas y todo tipo de evidencias de que se hallaban frente a un descubrimiento arqueológico de gran importancia.


Sin embargo, el objeto más interesante, una vez convocadas para el estudio del hallazgo las autoridades competentes, resultó ser una especie de maquinaria oxidada. Las primeras conclusiones de los arqueólogos fueron que se trataba de alguna máquina arrojada pocos años antes al mar por una embarcación moderna y que había caído sobre estos restos más antiguos. Pero cuando la herrumbre fue removida, no quedaron dudas de que se trataba de un misterioso artefacto construido nada menos que 2.000 años antes, según revelaron las investigaciones, época en que el barco donde se halló había naufragado. Pero, ¿qué era esa máquina, llena de engranajes y ruedas? ¿Cómo se concebiría este artefacto en el siglo I a. C.?



Los arqueólogos, guiados en buena parte por las providenciales inscripciones que contenía la máquina, opinaron que su construcción podía situarse entre los años 82 y 65 a. C. Básicamente, se componía de un eje o rueda que ponía en marcha un complejo mecanismo de 40 engranajes, todo trabajado en bronce y perfectamente moldeado. En una de las paredes que contenía el mecanismo se hallaba reproducido parte de un antiguo calendario griego en el que pueden distinguirse el Sol y las cuatro estaciones. Para entonces, los investigadores no tenían dudas de que la misteriosa máquina en cuestión no era sino un reloj. Claro que no un reloj común, sino un sofisticado reloj astronómico. ¡Y con varios miles de años de antigüedad, por añadidura!

La exótica máquina de Antikythera, como se la conoció entonces, fue enviada al Museo Arqueológico de Atenas (Grecia), donde hoy se conserva. Pero su interés no decayó, sino que fue acrecentado con el tiempo por muchos científicos que se dedicaron a estudiaría. Hoy ninguno de ellos se deja de maravillar de que casi 2.000 años antes del horno de microondas y otros prodigios de la ciencia moderna el hombre ya poseyera una tecnología suficientemente sofisticada como para idear y aun construir un reloj astronómico. El hallazgo no sólo obligó a los historiadores y filósofos a rever sus ideas acerca del hombre antiguo, sino que demostró las pocas novedades que existen en muchas de las cosas que nos rodean.


POSDATA
La máquina de Antikythera fue estudiada incluso con la moderna técnica de los rayos X. Los estudios revelaron la perfección con que el conjunto de engranajes fue trabajado por sus elaboradores.

Revista Anteojito N°1568, pp.39-40
28 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1568/page/n37/mode/1up

La Telesita

¿Se te ha perdido un objeto de valor? ¿Te sentís un poco enfermito? ¡No te preocupes! Los santiagueños tienen la solución. Consiste en ofrecerle un baile, con bombos y violines, a doña Telésfora Castillo, "La Telesita", para los amigos.

¿QUIÉN FUE LA TELESITA?
Todos la conocían como Telesita, pero éste sólo era el apodo de Telésfora Castillo, una joven hermosa nacida en Tolojona, en la provincia de Santiago del Estero. Telésfora era amante de la música y del baile. No había rancho o pulpería santiagueña que no conociera sus risas y alguna vez la hubiera visto bailar chacareras. Pero cuenta la leyenda que para esta vida tan alegre tocó un final triste. La Telesita, como la llamaban los amigos, murió cierta noche cuan do se produjo el incendio de su rancho. El corazón de los santiagueños se llenó de pena y fue llorada por varios días.

¡ADENTRO! ¡SE VA LA TELESIADA!
Sin embargo, el alma de la Telesita siguió viviendo entre sus comprovincianos. Pronto se le atribuyeron milagros y se inició una costumbre asombrosa: fue llamada la "Telesiada" y consiste en un baile que se organiza en honor de la Telesita. Según esta creencia, Telésfora devolverá a sus dueños los objetos perdidos, y a los enfermitos su salud. Pero eso sí: lo hará si el baile en su honor cumple los "requisitos” que impone la Tradición.

CHACARERA CON "CONDICIONES"
La Telesiada no es un baile como cualquier otro. El que ofrece el baile debe preparar todo con mucho cuidado. Para empezar, hay que fabricar una muñeca de papel o trapo, y colocarla sobre una mesa. Simboliza el cuerpo de la Telesita. Después se encienden cuatro o cinco velas alrededor de la mesa y entonces... ¡se va la Telesiada! El dueño de casa y su mujer inauguran la fiesta, bailando siete chacareras seguidas. Después se unen los otros invitados y todos brindan con caña. ¡Salud!

¡HASTA QUE LAS VELAS NO ARDAN!
Los acordes de las guitarras, los violines y el bombo hacen temblar las gruesas trenzas de las mujeres. Todo es alegría y diversión al ritmo de chacareras, gatos y cielitos. Eso sí el baile debe terminar cuando se apagan las velas. Caso contrario, la Telesiada no tendrá el efecto buscado. Pero los dueños de casa se las arreglan para que el baile dure hasta el amanecer. ¿Cómo? Fácil: fabrican unas velas caseras de sebo tan grandotas que arden durante toda la noche. Así nadie podrá quejarse de que la Telesiada no tenga efecto.

Revista Anteojito N°1568, pp.9
28 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1568/page/n8/mode/1up

Chorrito

Fino hilito de agua clara,
transparente y saltarín,
enhebrándote en el aire
perfumado del jardín.

Fresco beso entre los labios
que te sorben al subir,
hecho un leve cosquilleo
hasta hacerlos sonreír.

Manantial que las fatigas
de la hamaca y balancin
va saciando con su brinco
de chorrito bailarín.

José G. Huertas
Revista Anteojito N°1568, pp.2
28 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1568/page/n1/mode/1up

sábado, 23 de marzo de 2024

A la mar

-Madre, ya tengo mi barco
y tengo tripulación:
velero de cuatro palos,
marineros de cartón.

Mañana por la mañana,
cuando se levante el sol,
me iré mandando en mi barco
mi brava tripulación.
Iré mañana hacia el mar;
tú me dirás adiós.

Prepara, madre, mi gorra.
¡Mi gorra de capitán!
Que la blusa marinera
la abandoné junto al mar.

-¡Ay, mi niño, no te vayas,
tan pequeñito hasta el mar!
Mira que es triste la noche
sobre tanta soledad.

¿Y quién velará tu sueño?
-Las estrellas velarán.
¿Y quién cantará en tu lecho?
-Las sirenas cantarán.

-¡Ay, mi niño, no te vayas,
tan pequeñito hasta el mar!
-Madre, si tengo mi barco
y tengo tripulación:
velero de cuatro palos,
marineros de cartón.

Ricardo E. PosseRevista
Anteojito N°1515, pp.11
23 marzo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1515/page/n10/mode/1up

jueves, 21 de marzo de 2024

El cacto

Vive un cacto solitario
en una agreste región
y por el agua, a los cielos,
eleva humilde oración.

Las nubes oyen su ruego
y el agua cae lentamente.
¡Con qué fruición bebe el cacto,
gota a gota, ese presente!

Tiempo después, el regalo
retribuye con ternura:
son sus espléndidas flores
que miran a las alturas.

Publio A. Cordero
Revista Anteojito N°1567, pp.2
21 marzo 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1567/page/n2/mode/1up

martes, 19 de marzo de 2024

A libro abierto

De tapa dura, de tapa blanda, con espiral, con agujeritos, sin dibujar, con dibujitos, tamaño baño, para el bolsillo, gordo o chatito; una pregunta... ¿qué es un libro?

Todo el mundo sabe como es un libro. Un "libro" es… un libro. Tiene forma de libro, tapas de libro y hojas de libro. ¡Un libro, bah! Pero un libro era una cosa muy diferente hace 6.000 años, sí, señor. Aún lo es para muchos pueblos que ni siquiera conocen libros como los que nosotros leemos. Y ni qué decir de los CD-ROM y demás informaciones que se leen directamente en la pantalla de las computadoras personales -¡Eh! -dirás vos- ¿será para tanto?- Y si, es. Con decirte que hay libros que no tienen tapas y que no tienen hojas, otros que tienen hojas nada más y otros que son pura tapa. Entonces, ejerm… ¿me repite la pregunta?

LOS LIBROS "PURA TAPA"
Los primeros libros que fabricó el hombre, hace unos 5.000 años, eran de arcilla, parecida a la que vos usas para modelar. Es que en la Mesopotamia asiática, donde ahora esta Irak, abundaba la arcilla blanda. Y a unos asiáticos muy inteligentes, los sumerios, se les ocurrió modelar unas tablitas con la arcilla como tapas para empanadas, pero un poco más gorditas. En esas tablitas escribían sus cartas, cuentas y testamentos. Las numeraban y guardaban en estantes y muchos de estos "primeros libros” se conservan aun hoy en día. ¿Te animás a fabricar tus propias "tablitas sumerias" con plastilina? ¿Qué “escribirías" en ellas con un punzón?

¡QUÉ ROLLO!
Otros pueblos de la Antigüedad, como los egipcios, escribían sus libros en hojas de papiro. A diferencia de las rígidas tablitas de arcilla sumerias, las hojas de papiro egipcias eran muy flexibles y se podían enrollar. Los egipcios "pegaban” varias hojas, unas con otras, y formaban hojas de papiro larguísimas. Mientras escribían las iban enrollando sobre la falda. Para leerlas seguían el camino inverso: las iban desenrollando a medida que avanzaban. Es decir, que lo que se escribía en último lugar era lo primero que se leía: ¡el titulo estaba al final! Estos rollos se reunían en bibliotecas. La más completa fue la biblioteca de la ciudad de Alejandría, en Egipto, que allá por el siglo I a. de C. llegó a tener, nada menos, que 700.000 rollos.

COMO PARA UNA ENSALADA
Para libros originales tenemos también los confeccionados en la India. ¿Sabes con que los hacían? ¡Con hojas de palmera! Cocinaban las hojas en leche y las dejaban secar antes de escribir sobre ellas. Cuando estaban "en su punto" las marcaban con estiletes puntiagudos. Luego esparcían hollín sobre las hojas y no lo ha cian de puro "sucios", sino que de esa forma la escritura se hacía más nítida. Más tarde se cocían las hojas unas con otras. De modo que para componer un libro, además de escritor, había que ser buen "cocinero" y "sastre. Por último, le ponían una tabla adelante y otra atrás para que las hojas no se dañaran -por si un elefante se las quería comer-. En el Nepal y Tailandia aun "escriben” así. Y, ¿dónde guardaran sus libros tan originales?

EL PERGAMINO ABRE EL CAMINO
La invención del pergamino fue un gran paso adelante en la historia del libro. El pergamino no es otra cosa que el pellejo de un animal como cabra o camero tratado especialmente. Era un material bastante costoso pues para confeccionar una sola hoja hacía falta la piel completa de un animal. Sin embargo, tenía dos grandes ventajas sobre las tablitas, el papiro y las hojas de palmera: en primer lugar, se podía escribir de los dos lados y así se ahorraba mucho "papel". En segundo lugar, era posible doblar y coser las hojas de manera que ocupaban mucho menos espacio. Los libros con hojas de pergamino se escribían en los conventos. Los monjes "dibujaban" letra por letra a mano y los decoraban con ilustraciones muy bellas y coloridas que, por supuesto, también pintaban a mano.

LOS LIBROS SIN TAPA NI HOJAS
El alemán Juan Gutenberg (1400-1468) tuvo una idea "impresionante": talló en madera letra por letra. Así podía combinarlas de diferentes maneras e "imprimir" tantos libros como quería. En otras palabras: inventó los "caracteres móviles". A partir de entonces, -siglo XV-, los libros inundaron todas las casas y es cuelas: manuales, Biblias, novelas, obras de teatro… ¡La edad de oro del libro! Cuando parecía que nada podía amenazar su reinado sobre la Tierra… aparecieron los CD-ROM. ¿Ci di qué? CD-ROM, una especie de disco compacto, pero para "leerto" en las pantallas de las computadoras personales. Puede almacenar unas 100.000 páginas de un libra "con hojas y con tapa". Pero... ¿es tan cómodo como un libro? ¿Se puede leer en el colectivo o en la sala de espera del dentista?

Revista Anteojito N°1619, pp.36-37
19 marzo 1996
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1619/page/n35/mode/1up

¿Jugamos a las bolitas?

Las bolitas son pequeñas esferas cristalinas de variado color con las que los chicos demuestran su habilidad y puntería. Es un juego muy antiguo, tanto que los romanos ya lo conocían. Allá por el siglo I antes de Cristo, lo difundieron por su vasto imperio. Ya en nuestro siglo, en el año 1926, los ingleses lo ascendieron de categoria y las clásicas bolitas dejaron de ser un juego solamente, para convertirse en un verdadero deporte. Los que practican este deporte con éxito se adueñan de las bolitas de sus adversarios, convirtiéndose en envidiados "coleccionistas".

Revista Anteojito N°1619, pp.4 
19 marzo 1996
https://archive.org/details/RevistaAnteojito161up9/page/n4/mode/1

Una muñequita "espiritual"

En el sudoeste de los Estados Unidos habitó la tribu de los hopis. Entre sus costumbres existía la de confeccionar muñecos de diversa apariencia y tamaño: los kachina. Eran cómicos o terribles, con plumas o máscaras, con capas o botas, todo de vistoso color. Estos muñecos simbolizaban espíritus protectores que visitaban las aldeas. Pero, además, también fueron utilizados por las indiecitas para sus juegos. Actualmente se exhiben en museos y también en las vidrieras de las jugueterías para alegría de las chicas norteamericanas.

Revista Anteojito N°1619, pp.3
19 marzo 1996
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1619/page/n3/mode/1up

sábado, 2 de marzo de 2024

Así nacieron las luciérnagas


En el mundo de los guaraníes había muchos dioses, pero dos eran los más importantes. Аñá era el dios del mal y Тuрá, el dios del bien. Un día en que el frio era muy fuerte, los indios encendieron muchas fogatas у se ubicaron a su alrededor para conversar amigablemente. Añá, al verlos tan unidos, decidió hacer una de sus habituales maldades y comenzó a soplar con furia para apagar las fogatas. Entonces intervino Tupá. Retuvo las chispitas que se desprendían de las hogueras y les dio vida. Así nacieron los bichitos de luz o luciérnagas, a las que los guaraníes dieron el nombre de Isondú. Los inquietos bichitos comenzaron a revolotear alrededor del sorprendido Añá. Se reían en las propias barbas de Añá “encendiendo” su indignación. Pero las fogatas se habían apagado y los guaraníes temblaban de frío. Condolido, Tupá bajó a la Tierra y volvió a encender el fuego. La cordialidad y la paz volvieron a геinar en las tribus. Añá, derrotado, se alejó de esos seres felices y volvió a sus oscuros dominios.
Desde entonces, los bichitos de luz iluminan las noches, imitando a las estrellas, y se ríen bajito cuando recuerdan la cara del malvado de Añá.

Revista Anteojito N°1512, pp.39
2 marzo 1994
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1512/page/n38/mode/1up