martes, 1 de abril de 2025

El buey y la cigarra

(Adaptación de una fábula de Iriarte)

Era ya cerca del mediodía. Durante horas y horas había trabajado el buey, sin descanso, esa mañana. Atado al yugo, y guiado por el dueño del campo, había trazado muchos surcos en la tierra. Ésta pronto albergaría frondosas espigas de maíz. Tan cansado estaba el pobre buey que, llegando al término de su tarea, se desvió un poco en su camino y el surco final quedó torcido.
Una cigarra desocupada que lo observaba le dijo: "¡Qué mal has hecho tu trabajo! ¡Qué torcido te salió ese surco!" El buey, enfurecido, le respondió: "¿Cómo te diste cuenta? Lo que sucede es que todos los otros surcos están muy derechos y bien trazados. Yo creo que tanto esfuerzo en el trabajo que hice esta mañana me dispensa del error del final. ¿No te parece? Pero en tu caso... ¿Qué es lo que te puede ayudar a justificar tu haraganería? No tienes derecho a ser tan criticona. Pienso que tus críticas no tienen valor porque vienen de alguien que no aprecia mi trabajo y mis esfuerzos. Y que, además, no se esfuerza ni trabaja".

¿A vos qué te parece?
¿Cómo hizo su trabajo el buey durante la mañana? ¿Qué le pasó al final? ¿Qué observación le hizo la cigarra? ¿Tenía o no derecho a ser tan criticona? ¿Cómo tomó el buey la crítica? ¿Por qué le dijo que su crítica no tenía valor? ¿Estás de acuerdo con el buey o con la cigarra? ¿Por qué? ¿Serías capaz de narrar una situación semejante, pero en la que los protagonistas sean personas?

Revista Anteojito N°1464, p.39
1 de abril 1993

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