miércoles, 13 de noviembre de 2019

El trabajo

Cuando el Sol muestra por la mañana
dorados rayos, tintas de grana,
marcha el labriego tras de un arado
labrando el campo de su cuidado.

A él se consagra y él le sostiene,
y cuando obscura la noche viene,
feliz y alegre con su existencia,
disfruta el sueño de la inocencia.

Al hombre impuesto le fue el trabajo:
quien como bueno cumple aquí abajo
aquel precepto puro y divino

y el fin persigue de su destino,
cansado el cuerpo, ligera el alma,
se entrega al sueño con santa calma.

M. Ossorio y Bernard. 
“El Adulto” p. 108

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