¿Por qué no se lo conté a nadie todavía, yo que todo lo cuento, que todo lo pongo boca arriba sobre la mesa porque los secretos se me vuelan como mariposas?
No, no dije que el año pasado, cuando me preguntaste si Papá Noel y los Reyes magos eran de verdad… te dije que sí y que no… que hace muchos, muchos años existieron, pero ahora se conservaba el recuerdo y se dejaba correr como agua de una fuente esa mentira linda de que “pasan los Reyes, o que Papá Noel llegará en su trineo”.
- Entonces ¿los regalos los compran papá y vos?
- Sí.
- ¿Y el pasto que se comen los camellos y el agua que se toman… eh?
- Papá le echa el agua a las macetas y el pasto lo tiramos al incinerador.
- ¿Cuándo vos eras chica creías en los Reyes Magos y en Papá Noel?
- ¡Claro que creía!, y cuando supe la verdad no se lo dije a nadie porque tenía miedo a que no me pusieran nunca más regalos en los zapatos.
- Claro… vos te pusiste a mentir como mienten los grandes…
Como mienten los grandes. A veces para destruir, a veces para defenderse, a veces para no llegar al final de los caminos. Fuimos a comprar los regalos, tuvimos unas alegres fiestas pero después me quedó la nostalgia de los zapatos puestos en el balcón... y la sorpresa, y el balde con agua, y el pasto, y los terrones azúcar para los camellos cansados de viajes tan enormes…
Y los Reyes Magos, cabalgando en la noche transparente, esquivando luceros y estrellas de topacio pinchando el aire tibio con las puntas de sus coronas. Los Reyes que de tanto quererlos una vez me parecieron verlos huyendo para que mis ojos no los tocaran.
¿Y quién puede decir que en realidad no existen?
¿Y quién puede afirmar que sean absolutamente de mentira?
Aquella vez, como pájaros oscuros en sus coronas de luz…, hendiendo una nube gris…, haciendo el ruido de un papel que roza la mano…, aquella vez los vi casi podría jurarlo.
¿Por qué no le conté a nadie que te dije que Papá Noel y Los Reyes Magos no traen los regalos de diciembre y enero?
¿Para qué? Para que no pensarás que estás creciendo, para que no dijeran “ya va siendo grande” para conservarte chiquita, y enteramente mía detenida en el tiempo, en la inocencia...
O tal vez para que los demás no se dieran cuenta de que... de que yo no creo que los reyes magos no existen...
De veras, gorda mía, creyendo que mentía, al decir que no creía ya, mantenía en alto una verdad.
Por eso este año, vamos a hacer una cosa entre las dos: le vamos a escribir una carta a los reyes, en papel de luna, con tinta de mar, con letras de hormigas que saben marchar. Melchor, mucho gusto, ¿Qué dice Gaspar? Una reverencia para Baltasar... Y también vamos a poner los zapatos en el balcón, bien lustrados, y el balde con agua y la parva de pasto y los terrones de azúcar, y yo te voy a comprar un regalo que ni te imaginas y vos otro a mí que yo no sepa, y las dos a papá, y papá a vos y a mí. Y a la mañana correremos los tres descalzos a mirar con asombro los papeles estampados, las cintas de colores, los zapatos sonrientes de los seis de enero, inflados de orgullo.
¿Dale que si?
¿Dale que las dos creemos en los Reyes Magos para siempre?
¿Dale que jamás en la vida, prometido y jurado y recontra jurado nunca nos vamos a olvidar de poner los zapatos y escribir la carta y todo eso?
Dale que cuando alguien nos diga que los Reyes Magos no existen,nos vamos a mirar sin decir nada con la boca, pero diciéndonos con los ojos “no sabe nada pobre”
Dale que vamos a vivir esta mentirita, pero no como mienten los grandes, sino ¿cómo mienten los chicos cuando dicen que el abuelo le sacó un colmillo al vampiro?
Dale... total si se dice que las "guerras son inevitables", que "ayudarse a uno no conduce a nada, porque el problema es un problema de fondo, social, y que solamente el estado puede resolverlo todo junto", si se dicen tantas mentiras que hacen sangrar al universo... que tiene de malo una mentira con latidos azules y capas de satín y coronas de peces luminosos... y un abrazo muy fuerte en la mañana de los Reyes, un abrazo en donde apretemos, entre las dos, a los Reyes Magos.
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Poldy Bird
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