jueves, 14 de noviembre de 2024

Soy la lombriz

Si en tu casa hay un jardín o tenés un macetero en el balcón de tu departamento, somos vecinos. Porque yo vivo en cualquier lugar donde haya tierra. Voy a presentarme como corresponde: mi nombre es Lombriz.

DE TIERRA ADENTRO
Aquí estoy, debajo de este terrón que acabás de remover, ¿no me ves? ¡Claro, soy del mismo color de la tierra! Y, además, ¡ocupo tan poco espacio! Soy superestilizada. Dicen que soy muy coqueta porque tengo el cuerpo formado por un montón de anillos. Si en algún accidente pierdo los de atrás, no me importa, ¿sabés por qué? Porque enseguida los fabrico otra vez. Pero si el corte es adelante, ¡no cuento el cuento!
¿SIN PIES NI CABEZA?
Como ves no tengo patas. Te preguntarás cómo hago para caminar. ¡Es muy fácil! Voy a hacerte una demostración. Tengo unos músculos que puedo contraer a voluntad. Luego los relajo (estiro). Así voy avanzando, ¿ves? Es un movimiento ondulatorio. Para los distraídos yo soy igual de adelante y de atrás. ¡Eso es falso! Mi cuerpo está recubierto por cerditas que van en un solo sentido: hacia atrás. Al rozarme, enseguida descubrís cuál es mi cabeza.

AUMENTO DE POBLACIÓN
Esa lombriz que acaba de pasar, pronto va a tener lombricitas. Mirala con atención, ¿ves que tiene una parte del cuerpo más gruesa? Allí hay una serie de glándulas llamadas clitelo. Estas glándulas segregan una sustancia pegajosa que poco a poco se va extendiendo hasta formar una funda. Allí la lombriz deposita los huevecitos que se van acomodando convenientemente como si fuera un nido o si lo preferís, una suave cuna…
UN "GUSANITO" MUY ÚTIL
Mi alimento preferido es la tierra. Yo me la procuro deslizándome hacia las profundidades. Hago pequeños túneles que "ventilan” el terreno. Subo luego a la superficie donde expulso la tierra, bien desmenuzada por mi aparato digestivo. Además, transporto hojas en descomposición que sirven de abono a la tierra. Aunque parezco un gusanito insignificante, soy una gran colaboradora de los agricultores porque hago el mismo trabajo que los arados: aireo la tierra.

Revista Anteojito N°1601, pp. 35-36
14 noviembre 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1601/page/n34/mode/1up

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