Esta tierna y simpática "puesta en escena" del lugar del Nacimiento del Niño Jesús es tradición universal en la celebración navideña. Su historia se pierde en la oscuridad de los siglos.
La palabra "pesebre” viene del latin "praesaepe”, que significa "establo". Es pues un lugar donde se da de comer a las bestias. La palabra, sin embargo, es asociada desde tiempos remotos a la evocación del Nacimiento del Niño Jesús. Al llegar estas fechas es usual que en cada hogar se armen "pesebres" en miniatura, junto con el tradicional Arbolito. La primera mención al "Pesebre de Belén", ciudad donde nació Jesús, aparece en el Evangelio según San Lucas (la vida de Jesús contada por San Lucas). En él se cuenta que, al nacer, Jesús fue reclinado en un pesebre. Este detalle dado por San Lucas fue recogido luego por los tratadistas católicos y por los pintores religiosos. Así quedó en la tradición popular. Hoy, todos solemos imaginar a Jesús Niño reclinado en su cuna de paja. Casi nunca faltan en esta evocación unos cuantos animales de aspecto manso y casi bondadoso, que completan el cuadro del establo. No se sabe a ciencia cierta cuándo empezaron a armarse en los hogares los Pesebres en miniatura. Es tradición divulgada, en cambio, que fue San Francisco de Asís (siglo XIII) el primero en dramatizar la escena de la Natividad (Navidad). Parece que desde entonces se difundió por Italia la costumbre de representar el Pesebre navideño, tradición que pronto se extendió a España. En este país, en las provincias de Cataluña y Navarra especialmente, el Pesebre formó parte del folclore nativo. De aquí pasó a América. En nuestras ciudades coloniales, hace mucho tiempo, la tradición del armado del Pesebre llegó a tener tal importancia que se cuenta que las distintas familias competían por lograr el Pesebre más bello de la ciudad.
¿SABÍAS...
que los Pesebres realizados en Nápoles (Italia), en el siglo XVIII, son piezas muy buscadas por los anticuarios? Se trata de verdaderas obras de arte, cuyo precio, que depende de cuan completo se encuentre el Pesebre, puede ascender a cifras importantes.
Revista Anteojito N°1604, pp.32
5 diciembre 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1604/page/n31/mode/1up
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