¿Quiénes son? ¿De dónde vienen estos "hijos de la Pampa"? EI gaucho es una silueta inconfundible de nuestra llanura pampeana. Su historia es la historia de la sangre blanca y de la sangre indígena corriendo por las mismas venas. Por muchos años, su vida estuvo unida a la de su caballo y a la de una tierra infinita sin otro límite que el horizonte...
Durante la Primera Invasión Inglesa, allá por 1806, hizo su aparición el primer gaucho que registra la historia argentina. ¿Quién era? Un paisano moreno, habilísimo jinete, que combatía junto a los soldados voluntarios de Juan Martin de Pueyrredón contra las tropas invasoras. En medio de un combate cerca de la actual ciudad de Moreno provincia de Buenos Aires, el caballo de Pueyrredón fue muerto por los ingleses. El gaucho giró su caballo y "presentó ancas al general, que montando junto al paisano se puso inmediatamente a salvo de las balas inglesas. La destreza y valentía del gaucho le valieron una medalla de oro y un "puente". Si, el puente de Márquez, que fue bautizado con el apellido de este "primer gaucho".
La Reconquista de Buenos Aires fue el “bautismo de fuego” de los primeros gauchos. En los últimos días de julio de 1806, cientos de jinetes armados de coraje, lazos y boleadoras enfrentaron con éxito las balas de los invasores ingleses. Usaban chaqueta corta, camisa blanca, pañuelo al cuello, pantalón hasta la rodilla, calzoncillo de hilo con largos flecos, poncho doblado sobre el brazo y botas de potro. Llevaban la cara afeitada y el pelo largo atado por detrás o trenzado. Habituados a vivir sobre el caballo, lucieron sus increíbles habilidades como jinetes en los ejércitos de San Martín y Belgrano. Y además de su valentía y generosidad, fueron famosos por sus versos y los contrapuntos de sus payadas. En estos primeros gauchos se Inspiró José Hemández para escribir su obra "Martín Fierro".
EL GAUCHO "PUNZÓ"
Pasaron algunos años y al gaucho primitivo siguió un nuevo tipo, más acorde con los tiempos que corrían: el gaucho “punzó”. Este color rojo muy, vivo identificaba a los gauchos "federales", que simpatizaban con Juan Manuel de Rosas (1793-1877). gobernador durante casi 30 años de la provincia de Buenos Aires. Una ancha divisa "punzó" era la parte más importante de su vestuario. El pantalón de los gauchos primitivos fue reemplazado por el chiripá de paño o lana -una manta pasada entre los muslos y sujeta en la cintura-. Al cuello usaban un pañuelo punzó y el tirador -faja ancha de cuero curtido- suplía al viejo ceñidor simple correa a modo de cinturón. Las boleadoras fueron sustituidas por un filoso facón.
EL GAUCHO UNITARIO
Enfrentados a los federales, los gauchos “unitarios” simpatizaban con el general cordobés José María Paz (1791-1854), enemigo de Rosas. Como los federales, estos gauchos usaban el pelo corto, lucían barba y bigote, y sombrero en forma de cono. Claro que los unitarios no usaban divisa ni prendas color punzó, para no ser confundidos con los federales. Los hombres de Rosas los perseguían y obligaban a vagar por la infinita llanura. Comían y dormían donde podían, tal vez sobre el lomo del infaltable caballo, fiel compañero. Tanto federales como unitarios gustaban del canto y el baile. Muchos de estos gauchos eran excelentes intérpretes de huellas, gatos, pericones, triunfos, medias cañas y otras danzas de moda.
GAUCHO HAY UNO SOLO
Los federales y los unitarios saldaron sus diferencias y dieron, con el tiempo, origen algaucho que conocemos hoy en día, y que dio sus primeros "galopes" en 1852 -año de la caída del gobierno federal- Usaba el chambergo -sombrero- con el ala levantada hacia adelante y prefería las bombachas al chiripa. Sus pies estaban inclinados hacia adentro y las piernas arqueadas de tanto vivir sobre el caballo. Estos gauchos "si" conocían otro límite para sus cabalgatas: el alambrado. Durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868-1874) se generalizó su uso para delimitar los campos. Antes “nómadas” de la llanura, la mayoría de los gauchos optó por emplearse en las estancias, para realizar las faenas campestres
¡QUIERO RETRUCO!
Aún hoy en día se ven gauchos en los bares de los pueblos chicos, en mangas de camisa, pañuelo al cuello, poncho y bombachas, ejercitándose en una de sus distracciones favoritas: el truco. El monte, la brisca, el siete y el punto son otros de sus juegos de naipes preferidos. Suelen, además, jugar a las bochas, juego introducido por los inmigrantes vascos, mientras el mate corre de mano en mano. Los días de fiesta realizan carreras de caballos o juegos de sortija. Al tirador lo adornan con monedas de plata y lucen sus mejores calzoncillos "flecados", recuerdo de sus antepasados. De ellos conservan también el carácter alegre y festivo, honrado y hospitalario, unido a una sencilla y auténtica generosidad. La guitarra "sabe" reunirlos en tomo a un fogón, donde resuenan los viejos ritmos del gato, la dé cima y el estilo, y cuentos ingeniosos y divertidos... ¡Qué bueno sería participar en uno de estos "fogones artísticos"!
Revista Anteojito N°1599, pp.20-21
31 de octubre 1995
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1599/page/n19/mode/2up
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