María Ester, María Luisa y María Emilia. Limpias las tres. Las tres sanas y buenas.
-¡Las tres Marías! -dice Joaquín-. Cuando nosotros dormimos, ellas se van a jugar por el cielo a las escondidas.
María Ester nunca está triste. Ríe de todo. Se alegra con un color, con un silbo, con una palabra. corre, juega, canta. Encarna la alegría porque ella es la risa, el cascabel y el zumbido. Cuando su mamá la acaricia, da en llamarle "Mi pajarito". Y en verdad es como un pájaro. Llena todo el ambiente de optimismo. Contagia su buen humor y a su lado las cosas se hacen con placer.
Su carácter contrasta con el de María Luisa. Ésta es silenciosa, a pesar de su cordialidad. Pero suele tener también arranques de entusiasmo. Le agrada contemplar el cielo, el agua, el árbol. En todo halla poesía. ¡Y hasta hace versos! Conversa con el pino del patio, con el agua del grifo, con las piedrezuelas del jardín.
Y María Emilia, amiga de los libros, vive inquiriendo todo. Pregunta y pregunta. Quiere saber cada día más. De noche duerme abrazando un libro con la misma ternura con que María Ester se entrega al sueño, abrazando a su muñeca de trapo.
amo este libro
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