¿Por qué
soy Correntino…?
Porque
en Corrientes nací
Y llevo
sangre ´e indio
De esa
raza guaraní
Que a
fuerza ´e lanza y cuchillo
Fue
forjando su destino.
Porque
no le tengo miedo
Al
sufrimiento, al peligro…
Y
estando en un entrevero
Le hago
frente al enemigo,
Y porque
sé jugarme entero
Pa´
defender a un amigo!
Porque
nunca busco pleito
Pero si
hay que pelear… ¡peleo!
Y si hay
que defender… ¡defiendo!
Yo no se
me achicar…!
Tampoco
se agrandarme
Pa´
sobrar a los demás.
Porque
soy como quebracho
Que no
se dobla jamás…!
Porque
soy hombre ¡bien macho!
Y a
todos sé respetar
Sin
dejarme avasallar
Cuando
me tiran el lazo.
Porque
lo que valgo… ¡sé bien!
Y
también sé lo que peso!
Y nunca
me van a ver
Haciendo
mal de profeso!
Y vivo a
é ser por eso
Sin
ningún remordimiento.
Porque
soy alegre y sencillo
Como el
pájaro cantor,
Como él
abrigó mi nido
Y doy
entero mi amor
Cuando
soy correspondido…!
Y ¡no sé
lo que es traición!
Porque
no conozco enredos
Y no me
gustan lisonjas,
Porque
vivo como puedo
Y muy
poco sé de modas…
Gasto lo
que me da el cuero
Y lo que
gano me sobra!
Porque
de tata aprendí
A ser
leal y sincero,
Él un
día nació aquí
Y fue un
honrado resero
Bien
pobre… ¡y supo vivir
Mirando
siempre hacia el cielo!
Porque
mi mama también
Nació en
tierra Taragüi
Y a ser
cristiano de ley
Me
enseño desde gurí,
Y más
hombre debía ser
Cuanto
más sabía sufrir!
Por eso
y por mucho más
Soy
correntino chamigo,
Porque
se también llorar
Con el
llanto de un niño
Que
mendigando está el pan
De trigo
o del cariño.
Porque
jamás digo ¡ay!…
Porque
el dolor se sufrir
Y
expreso en un “sapucay”
Mi
alegría de vivir!
Porque
me sé descubrir
Y aunque
no sepa rezar,
Siempre
he de venerar
A la
Virgen de Itatí,
Porque
mi Patrona… ¡Ella!
Es de
raza guaraní…
Porque
como yo es morena
Y quiso
quedarse aquí
Por
gaucha y porque es buena
Pa´
ayudarnos a vivir!
……………………………………………………
Tú
pregunta chamigo
Creéme
que me gustó,
A medias
te he respondido
Comprendé…
es la emoción!
Te debo
pa´ otra ocasión
Cuando
me sienta tranquilo
Toita lo
contestación
De… por
qué soy Correntino…
Angelica
Díaz Colodrero de Beltran
Profundo Sentir, págs. 43-45.
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