cuyas visiones pueblan mi cabeza
con sus cumbres fantásticas y extrañas;
en su falda vestida de marañas
descuella la inmortal naturaleza;
y llevan, como feto de belleza,
oro, fuego y carbón en las entrañas.
Por eso estos gigantes silenciosos
subyugan con sus cuerpos de colosos
cuya arteria es el cauce de un torrente ;
su voz, la formidable de los vientos;
y sus grandes y excelsos pensamientos,
las águilas que vuelan de su frente.
Ricardo Rojas
En Fuentes de vida de B.N.B. de Iacobucci y G.C. Iacobucci,
p. 11
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