Cuando en el poniente
se agacha la tarde,
me quedo mirando
cerro, luna y aire.
Me han contao los yuyos
y los pedregales,
cómo se hace el viento
y ande los ríos nacen.
Cantando vidalas
golpiando mi parche,
cuidando mis surcos,
olvidao del valle,
h'i poder un día gritarles:
-¡Velay mi fortuna:
cerro, luna y aire!...
José Ramón Luna
Revista Anteojito N°1493, p. 3
20 de octubre 1993

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