El continente americano ha custodiado apasionantes secretos durante miles de años. Algunos misterios empiezan a asomar bajo el sol. Estamos en el Perú, en la localidad de Nazca.
Nazca es un pueblo de paisajes serenos y hermosos, situado al sur de la ciudad de Lima. Está rodeado de montañas, varios ríos lo cruzan y en los valles se levantan las casas de sus pobladores. Se asemeja a todos los pueblos montañeses. Pero Nazca tuvo un destino diferente. Como un viejo arcón, conservó sus maravillas. Sólo hay que descubrirlas.
Visión de alto vuelo
Si nuestra mirada recorriera los valles, a nivel del suelo nada nos llamaría particularmente la atención. Pero si nos determináramos a volar sobre Nazca el asombro sería entonces nuestro inseparable compañero. Distribuidos a lo largo de 50 km, hay dibujos gigantescos que representan diversos animales: cóndores, arañas, colibríes, monos y especialmente pájaros.
Algunos dibujos son anteriores a la era cristiana. Para delinearlos han hecho incisiones de hasta 30 cm en el suelo. Unas líneas indican el solsticio de invierno (junio) y otras el de verano (diciembre). Un pájaro fabuloso, con el cuello de culebra, señala con su pico al sol naciente, el día de Inti Raimi (la festividad del Sol). El viento y los siglos han respetado los dibujos.
Trazos geométricos, figuras humanas y líneas "interminables" alternan con los dibujos de animales de la región. ¿Qué significan? ¿Por qué fueron hechos para ser contemplados desde lo alto? ¿Cómo fueron hechos? Antes de los incas, otras civilizaciones ocuparon el Perú. Desarrollaron una cultura extraordinaria. Nazca sería su observatorio astronómico, su calendario, su tesoro de sabiduría. Quién puede saberlo...
Revista Anteojito N°1493, p. 33
20 de octubre 1993




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