Sobre la pared blanca, en esta
esquina oscura,
descuelga sus harapos verdosos
una parra.
Con un perramus gris ceñido a la
cintura,
entre gritos y pausas se amontona
"la barra".
Hay un silencio espeso, húmedo
y suburbano,
y el plátano ya apunta su
pelusilla leve.
Se balancea apenas el foco más
cercano.
El cielo se apelmaza, se agujerea,
llueve.
Baldomero Fernández Moreno
Revista Anteojito N°1494, p. 3
27 de octubre de 1993

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