sábado, 16 de agosto de 2025

A puertas abiertas

Una puerta es la abertura por la que entramos o salimos de una casa. Puede estar abierta o cerrada. Decimos "a puerta cerrada" cuando guardamos un secreto. En cambio decimos "la puerta está abierta" como señal de bienvenida a los extraños. Y "abrimos la puerta de nuestro corazón" cuando nos encariñamos con una persona.


En la Antigüedad las casas no tenían puertas. Las ciudades, en cambio, estaban rodeadas por una muralla donde se abría "la puerta de la ciudad". Por allí pasaban todas las personas y las noticias, el comercio y las intrigas políticas, y era el centro de la vida pública. La puerta era lo primero que veían los extranjeros cuando llegaban cansados de sus largos viajes.

La puerta de la ciudad de Babilonia era un ejemplo de riqueza y suntuosidad. Dedicada al dios Ishtar, era un largo corredor decorado con toros y leones de ladrillos esmaltados amarillos y azules. Deslumbraba a los extranjeros y a los mismos habitantes de Babilonia. Fue mandada construir por Nabucodonosor en el siglo VI a.C. Actualmente, puede admirarse en todo su esplendor en el museo de Berlín.




La ciudad griega de Micenas, centro del arte y de la cultura micénicos, fue ejemplo de fortaleza impenetrable. Por eso sus puertas debían disimularse en lugar de exhibirse. Su "puerta de los dos leones" es una simple abertura en la muralla de piedra, enmarcada por tres monolitos y dos leones que miran en dirección de los que llegan como preguntando: ¿Quién es?

Revista Anteojito N°1536, p.29
16 de agosto 1994

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