La aparición del tren, en el siglo pasado, produjo una verdadera revolución en el transporte. El tren desarrollo mucho el comercio, al sustituir las lentas carretas que se ocupaban del transporte de las mercaderías. Además, abrió nuevas sendas en lugares hasta el momento remotos.
Vías de superación
El principal inconveniente de los vehículos con ruedas de madera o metal siempre fue la imperfección del camino. Una manera de conseguir un camino más liso era colocar vías para guiar la marcha. Hace unos mil años, durante la Edad Media, aparecieron en Europa las primeras vagonetas que se movían por vías de madera. Se las usaba para extraer minerales de las minas y se las movía empujándolas.
Nace la locomotora de vapor
La primera locomotora fue inventada por el ingeniero ingiés Richard Trevithick (1771-1833) en 1804. Funcionaba con la fuerza del vapor, que por aquel entonces era una novedad. Marchaba a 8 kilómetros por hora y llevaba cinco vagones con 10 toneladas de hierro y 70 pasajeros. Pronto aparecieron otros modelos de locomotoras accionadas por vapor, que incorporaban distintos adelantos, como por ejemplo una con ruedas dentadas, del año 1812.
El tren en la Argentina
El primer tren de nuestro país circuló, en 1857, en la ciudad de Buenos Aires. Era movido
por una pequeña locomotora de vapor llamada La Porteña y recorría una distancia de diez kilómetros desde la estación del Parque (hoy Plaza Lavalle) hasta Floresta. Con el tiempo, su recorrido se hizo más largo y en sus proximidades fueron creciendo importantes centros de población, como el barrio de Flores.
por una pequeña locomotora de vapor llamada La Porteña y recorría una distancia de diez kilómetros desde la estación del Parque (hoy Plaza Lavalle) hasta Floresta. Con el tiempo, su recorrido se hizo más largo y en sus proximidades fueron creciendo importantes centros de población, como el barrio de Flores.
Domingo F. Sarmiento sabía que el ferrocarril era fundamental para el progreso, porque permitía la comunicación y el transporte entre lugares distantes. Al finalizar su presidencia, en 1874, había en el país 1.331 kilómetros de vías de tren.
El fuego de la caldera de las locomotoras de vapor tenía que ser alimentado con carbón. Se trataba de máquinas muy pesadas, que eran una gran carga para arrastrar. La primera gran revolución en los trenes se produjo cuando se reemplazó el vapor por electricidad, lo que permitió el empleo de motores más livianos. El primer ferrocarril eléctrico comenzó a circular en Londres, hacia fines del siglo pasado. La segunda gran revolución ocurrió alrededor de 1920 con la introducción de los motores diesel, que funcionan con gasoil, un tipo de nafta que emplean los camiones y algunos automóviles.
Otros trenes
Uno de los inconvenientes de los trenes es que interrumpen, a su paso, la circulación de las personas y otros vehículos, como automóviles y bicicletas. Para resolver este problema se construyeron vías a gran altura y también por debajo del suelo. Así, apareció el tren subterráneo, que se mueve por túneles cavados debajo de las ciudades y funciona con energía eléctrica. En Buenos Aires, la primera línea de subterráneos comenzó a funcionar en 1914. Hoy, muchos trenes subterráneos cruzan la ciudad y constituyen un excelente medio de transporte.
El primer tren de alta velocidad fue el tren bala japonés, que se inauguró en 1964 y alcanzaba la velocidad de 210 km/h. El modelo francés, el TGV (tren de gran velocidad) de 1981, se movía a 270 km/h, y el alemán, el ICE de 1985, llegaba a 345 km/h.
Supertrenes del futuro
En el año 1934, el ingeniero alemán Hermann Kemper ideó un sistema para disminuir la fricción del tren contra las vías. Se trataba de un tren sin ruedas, que flotaba en un campo magnético. Sin embargo, su idea no pudo ser llevada a la práctica porque no se contaba con imanes lo suficientemente poderosos. Recién se la empezó a aplicar hace pocos años, cuando se inició la construcción del Transrapid, un tren alemán que estará funcionando dentro de unos siete años y que alcanzará una velocidad de 420 km/h. El Japón y los Estados Unidos están desarrollando trenes similares.
Revista Anteojito N°1695, pp. 36-37
22 de agosto 1997
https://archive.org/details/RevistaAnteojito1695/page/n36/mode/1up
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