jueves, 15 de noviembre de 2018

Era un viejecito

Era un viejecito muy arrugadito,
De manos temblonas, de rostro marchito.
Andaba pasito a pasito;
Su mirar contrito
Era el de un bendito.
Más cerca del cielo que de lo finito.
Era un viejecito muy arrugadito.
Andaba pasito a pasito.

He aquí que el anciano
Dijo una canción.
(Un temblor de muerte
Temblaba en la voz).

“Soy uno de aquellos que acecha la muerte.
Soy un viejecito cansado y temblón.
No sé si los párpados abriré mañana
Para ver el sol.

Una limosnita para el pobre viejo;
Una limosnita por amor de Dios.


“Tal vez ahora mismo vaya a detenerse
La cansada máquina de mi corazón;
Pero soy tan viejo, que ya me parece
Que la Buena Amiga de mí se olvidó.

Una limosnita para el pobre viejo;
Una limosnita por amor de Dios.


“Oigo en el silencio misteriosos ruidos:
La Señora Muerte que afila la hoz.
Acaso mañana cuando nazca el día
El sol me halle rígido sobre mi jergón.

Una limosnita para el pobre viejo;
Una limosnita por amor de Dios.


Andaba pasito a pasito.
Era un viejecito muy arrugadito.

Enrique Méndez Calzada

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