Topando de cabeza con los troncos,
La inolvidable vía de la fuente
La vaca sigue a solas. Está ciega.
Temerario zagal le saltó un ojo
De una pedrada cruel; cubren el otro
Densas nubes; está ciega la vaca.
El manantial acostumbrado busca;
Mas ya no va con arrogante paso,
Ni con sus compañeras; va ella sola.
Sus hermanas, en cerro, en cañadas,
Hacen sonar los esquilones mientras
Pacen la fresca hierba…; ella caería.
De hocicos de con la tallada piedra
Del tosco abrevadero, y retrocede
Avergonzada; pero torna al punto,
Inclina la testuz, y bebe lenta…
Apenas tiene sed. Levanta luego
Al cielo, enorme, la enastada frente
Con un trágico gesto; parpadea
Sobre los ojos lóbregos, y huérfana
De luz, sufriendo el sol que arde y abrasa,
Vuelve con marcha trémula, moviendo
Lánguida y mustia la tendida cola.
Joan Maragall.
(Trad. de T. Llorente)
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