martes, 27 de noviembre de 2018

Motivo del alfarero

Alfarero, yo he visto tus manos
Como dos ideas modelar arcilla.

Tras la curva de un ánfora grácil
Como el torso móvil de las odaliscas,
Temblaban tus dedos nerviosos,
Tus dedos de artista.

Y en las rosas del vientre combado
Y en los dos dragones del asa, lucía
Todo el fuego divino que el arte
Volcó en tus pupilas.

Tú ignorabas si en ella la suerte
Manojos de flores suntuosas pondría,
O si manos brutales, acaso,
Rompiéranla en trizas…

La soñabas en nobles jardines
Sobre pedestales de pórfido erguido,
Con abrazos de hiedra en su cuello,
Con rosas divinas.

Y pensé que todos somos alfareros;
Pensé que la vida
Era dócil barro gastado en mil ánforas
De esencia distinta.

Nuestras ilusiones son frágiles copas
Y nuestros ensueños son vasos de arcilla:
¿Qué pondrá en las ánforas el torvo destino?
¿Qué pondrá en los vasos el hada madrina?

Tal vez el destino las colme de rosas;
Tal vez para siempre se queden vacías…
T
al
 vez otras manos
Las partan en trizas…

Y así caminamos, pobres alfareros;
Así convertimos la sagrada arcilla
En copas desiertas, en vasos fecundos,
O quizás en trozos de ánforas perdida…

Leopoldo Marechal

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