En roja pira el horizonte inflama,
Y entre las nubes, al partir, derrama
En ráfaga de iris su tesoro.
Allá distante, con clamor sonoro,
Pausada esquila a la oración nos llama:
Naturaleza tiembla, y sueña, y ama,
En los murmullos de su inmenso coro.
Pardo manto obscurece el hemisferio,
Y de la vida el bullicioso alarde
Cede al desmayo de su blando imperio.
Luz de recuerdos en las mentes arde;
Y en la paz de los campos y el misterio,
Se alza en silencio el canto de la tarde.
Calixto Oyuela
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