su rauda matraca toca
acompañando a la loca
flauta que toca el zorzal.
El sol quema a la enramada
de chilca reseca y dura,
mientras la acequia murmura
su eterna y simple tonada.
Y bajo un chañar que ostenta
sus huevecillos de oro,
parlotea un viejo loro
en la tarde soñolienta.
Alfredo R. Bufano
“El Adulto” pág. 18
es una descrpción maravillosa
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