de comarcas apartadas
tres corrientes esmaltadas
van sus dones a llevar.
El Bermejo da a su manto
viva púrpura, al vestido
todo el oro que escondido
en la sierra halló al bajar.
El Paraguay trae los cedros
de sus bosques primorosos,
y de pájaros hermosos
plumas de vario matiz.
También lleva a su corona
que al pasar, le dan galantes
con sus flores, los diamantes
los arroyos del Brasil.
Mas el paso les disputa,
lucha y vence poderoso,
y sus perlas da gozoso
a su reina, el Paraná.
Ella acepta complacida
de los tres rico presente,
mas a éste sólo consiente
su diestra y su pie besar.
El Paraná desde entonces
da su nombre a los vencidos
y a su carro van uncidos
el Bermejo y Paraguay.
Hasta que, entrando en el Plata,
depone su gesto osado,
viendo rodar a su lado
las ondas del Uruguay.
Cuando el sol su rayo intenso
clava en tu faz sin recelo,
son los vapores tu velo,
son los bosques tu dosel.
Los aromos y naranjos
te dan perfumes suaves
y su música las aves
volando en torno a tu sien.
Es el musgo blanco lecho
a tu cuerpo si reposas,
son tu almohada frescas rosas,
es tu baño el Paraná;
y si buscas presuntuosa
de tu imagen el reflejo,
ahí la tienes, en tu espejo:
la laguna de Iberá.
José M. Zuviría.
“Letras” pág. 210
No hay comentarios.:
Publicar un comentario