miércoles, 16 de octubre de 2019

Máximas de Epicteto

  1. ¿Quieres no ver contrariados tus deseos? Pues no desees otras cosas que las que de ti dependan. 
  2. No depende de ti ser rico, pero sí ser dichoso. Las riquezas mismas no son siempre un bien, y ciertamente son poco duraderas; pero la felicidad que emana de la sabiduría es eterna. 
  3. Si hay un arte de bien hablar, hay así mismo un arte de escuchar bien. 
  4. Un médico visita a un enfermo y le dice: “Tenéis fiebre, absteneos por hoy de tomas alimentos y no bebáis más que agua”. El enfermo le cree, le da las gracias y le paga. Un sabio dice a un ignorante: “Vuestros deseos son desenfrenados, vuestros temores son bajos y serviles; profesáis falsas ideas”. El ignorante monta en cólera y se siente herido en su amor propio. ¿De que nace esta diferencia? De que el enfermo conoce su mal y el ignorante no. 
  5. ¿Crees que te llamaré laborioso aun cuando emplees las noches enteras a estudiar, en leer? No, sin duda; quiero antes saber a qué refieres ese estudio y aplicas ese trabajo. Porque no llamo laborioso al hombre que vela toda la noche para ver su prometida: digo que es enamorado. Si velas por tu gloria, te llamaré interesado; pero si velas para cultivar y para formar tu razón y para acostumbrarte a obedecer a la naturaleza y a cumplir tus deberes, entonces solamente te llamaré laborioso, porque este es el único trabajo digno de hombre. 
  6. La felicidad no consiste en adquirir y en gozar de lo adquirido, sino en no desear, porque consiste en ser libre. 
  7. Cuando hagas alguna cosa después de estar seguro de que es tu deber, no evites el ser visto, aunque el vulgo forme de ti falsos juicios; porque si la acción es mala, no debes realizarla, y si es buena, no debe importarte que la condenen los malos. 

“Cien Lecturas” pág. 120-121

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