domingo, 17 de julio de 2022

La cuestión del narrador en el cuento La forma de la espada de Jorge Luis Borges

La cuestión del narrador se presenta, desde la mirada de esta escritora (María Teresa Andruetto), como algo inseparable de la historia misma que se narra, algo que configura el relato y cuya distinción sólo es posible bajo la guía de un análisis.
Fernanda Cano en El narrador y la ficción, p 53


Si se llevará a cabo una lectura superficial del cuento La forma de la espada del escritor Jorge Luis Borges, se especularía que existe un solo narrador, quien, en primera persona, va relatando los acontecimientos que vive en una estancia en Uruguay y su extraño dueño, contará, además, la historia que este, el dueño, le relata sobre su cicatriz la noche que allí debió pasar; asimismo, se vería, que el cuento contiene elementos propios de la narrativa borgiana: un personaje doble, al final cuando descubrimos que el Inglés no es otro que John Vincent Moon, aunque hasta el descubrimiento creamos que era otro, un conspirador irlandés; las estructuras laberínticas, la casa y sus pasadizos “…Sé que perseguí al delator a través de negros corredores de pesadilla y de hondas escaleras de vértigo. Moon conocía la casa muy bien, harto mejor que yo. Una o dos veces lo perdí. (…)" (p. 145)
Pero el problema surge cuando, al llevar una lectura más profunda, nos topamos con la conversación que precede el segundo relato,
“—Le contaré la historia de mi herida bajo una condición: la de no mitigar ningún oprobio, ninguna circunstancia de infamia.
Asentí. Esta es la historia que contó, alternando el inglés con el español, y aun con el portugués: (…)" (p. 140)
Aquí, se ve otro elemento borgiano: la creación de un relato dentro del relato (estructura en abismo), el relato del Ingles dentro del relato de Borges; es entonces donde se presentar las cuestiones: ¿Hay sólo un narrador o varios? y ¿Cómo operan en el texto los términos de voz y perspectiva?

El cuento La forma de la espada inicia con la descripción de la cicatriz que surca la cara de uno de los personajes “Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco ceniciento y casi perfecto que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo. Su nombre verdadero no importa; todos en Tacuarembó le decían el inglés de La Colorada (…)" (p. 139)
Esa primera voz que pudiera considerarse la de un narrador extradiegético[1], enseguida demuestra no serlo ante el he oído, que solo es precedido por un punto y coma, entonces vemos que estamos ante un narrador protagonista, quien más tardes sabremos que se llama Borges, el cual debe hospedarse en La Colorada, debido a que no puede cruzar los ríos para proseguir su camino:“…La última vez que recorrí los departamentos del Norte, una crecida del arroyo Caraguatá me obligó a hacer noche en La Colorada (…)" (p. 139)
Y, cuando Borges le pregunta a su anfitrión por su cicatriz, se introduce un nuevo narrador: el Ingles, con cuya voz va a contar su propia historia, "Le contaré la historia de mi herida bajo una condición: la de no mitigar ningún oprobio, ninguna circunstancia de infamia (…)" (p. 140) o por lo menos eso es lo que hasta el final se dará a entender.
Con ello podemos, en un primer momento decir que existe una diégesis, una historia contiene a otra, con la que se funde; la segunda historia se instala inmediatamente después de iniciado el relato base, el cual es constituido por unos pocos párrafos que enmarcan y le sirven de presentación a la segunda, provocando que el narrador que hasta ahora venía contando la historia se convierta en un oyente, y por lo tanto, se puede aventurar que son dos los narradores: el primer narrador cede paso al relato del segundo, el cual va contando en primera persona, pero al final nos sorprende cuando rebela que es el John V. Moon “…Le he narrado la historia de este modo para que usted la oyera hasta el fin. Yo he denunciado al hombre que me amparó: yo soy Vincent Moon. Ahora desprécieme." (p. 145) Vemos que ha adoptado un modo particular de contar su historia, lo hace a través del uso de la tercera persona, de tal manera que se logra la idea de que se trata de una ignominia ajena, la cual logra esconder su infamia.
Pero como dice Fernanda Cano (2010:54) el tema del narrador se trata de una problemática más compleja, que va dejando sus huellas no sólo en las terminaciones de los tiempos verbales. Para comprobar esto con más efectividad, la existencia de dos narradores, se debería preguntar si al contestar la pregunta ¿Cómo operan en el texto los términos de voz y perspectiva? Obtendríamos más claridad.
Siguiendo a María I. Filinich (citada por Cano:2010,55) podemos sostener que lo anterior es una suerte de interacción recíproca entre un sujeto que percibe (Borges) y un objeto que es percibido (la historia del John V. Moon contada por el Inglés), objeto que condiciona el modo de percibir del sujeto, al imponerle una condición: “(…) la de no mitigar ningún oprobio, ninguna circunstancia de infamia. (…)" (p. 140); por lo tanto, el objeto define el ángulo desde el cual serán relatados los hechos, afectando (Cano:2010,56) no sólo al narrador, sino también a la persona a la que se dirige, imponiéndole a colocarse en alguna posición, para reclamar su atención sobre algo que se presenta como objeto de esa percepción.
Dicho de otra manera, el Ingles para contarle a Borges la historia de su cicatriz le impone una condición, que también se nos impone a nosotros, los lectores, pues, nos enteramos, al mismo tiempo que Borges (personaje y narrador de primer grado), de que el Ingles es el traidor y la que ha contado es la historia de su infamia. Esto es lo que plantea Filinich (citada por Cano:2010,56), respecto a que el espectador también está obligado a adoptar alguna posición sobre lo que se narra, a decidir si cree o no en los relatos.
Uspenki (en Pozuelos:1989,246) verá lo anterior como una cuestión de términos espaciales, como un asunto de perspectiva restringida a un ángulo de observación limitado: la focalización restringida al campo de dominio espacial de un personaje suele coincidir con la perspectiva interna y el focalizador solo domina un fragmento de la realidad; en el caso de Borges solo sabe lo que cuenta el Inglés, quien tiene una focalización retrospectiva, pues focaliza su historia, que provoca que Borges, como oyente, tenga una focalización interna sincrónica por la información proporcionada por el Inglés, la cual exige su limitación al presente, en tanto la historia va contándose a medida que ocurre al personaje (Pozuelo:1989,246)
El Inglés en esa focalización interna retrospectiva, conlleva, en palabras de Uspenki (Pozuelos:1989,246) a una percepción que abarcar su mundo interior y exterior “…Éramos republicanos, católicos; éramos, lo sospecho, románticos. Irlanda no sólo era para nosotros el porvenir utópico y el intolerable presente; era una amarga y cariñosa mitología, era las torres circulares y las ciénagas rojas, era el repudio de Parnell y las enormes epopeyas que cantan el robo de toros que en otra encarnación fueron héroes y en otras peces y montañas (…)" (p. 141) “…Me abochornaba ese hombre con miedo, como si yo fuera el cobarde, no Vincent Moon. (…)" (p. 143) y a la vez se limita a su percepción sensorial, “…en una esquina vi tirado un cadáver, (…), en mitad de la plaza… (…) Moon, en la biblioteca, hablaba con alguien; el tono de la voz me hizo comprender que hablaba por teléfono. Después oí mi nombre; (…)" (p. 144)
En cuanto a la voz, Pozuelo (1989:248) nos advierte que no existe una simetría entre voz narrativa y persona gramatical, sino que es una auténtica elección entre actitudes narrativas, pues la voz, como discurso, revela una opción dual: yo-no yo. G. Genette (en Pozuelos:1989,248) llamara a esto oposición entre relato Homodiegetico (el narrador forma parte de la historia que cuenta) y el relato Heterodiegetico (el narrador no forma parte de la historia).
Desde esta perspectiva podríamos indicar que es correcto decir que estamos ante dos narradores, ambos con relatos Homodiegeticos, Borges cuenta su historia, la historia de esa noche en la estancia, y el Ingles la suya.
Sin embargo, esto no es así, sí son dos narradores con dos relatos, pero solo un relato es Homodiegeticos, el de Borges, el del Ingles, por otra parte, es un relato Heterodiegetico, en cuento a una responsabilidad elocutiva: hablo de él, pues elige contar su historia desde la perspectiva del compañero traicionado. Esto se debe a que como el hecho lo convierte en un traidor y lo llena de vergüenza, decide contar la historia haciéndose pasar por el traicionado. Así, el narrador cuenta en primera persona cómo ese independentista irlandés es traicionado por un marxista enclenque y cobarde.

Se podría concluir que, en cuanto a La forma de la espada, se logra responder las dos preguntas que no se hizo anteriormente ¿Hay sólo un narrador o varios? y ¿Cómo operan en el texto los términos de voz y perspectiva? Son dos los narradores, y son la voz y la perspectiva los que nos permite asegurarnos de ello.
En lo que se refiere al tema de la delimitación de un narrador, lo que dice Cano en El narrador y la ficción (p.54), es cierto, en cuanto que la limitación no se circunscribe a ciertos matices sobre:

“Si un narrador se ubica dentro o fuera de la historia, si cuenta lo que le sucede a él o a otros, si es personaje o testigo, si sabe más, menos o tanto como el resto de los personajes, sino que se trata de una problemática más compleja, que va dejando sus huellas no sólo en las terminaciones de los tiempos verbales sino también en las dudas o certezas con que se presentan los hechos, en los vaivenes que acompañan las ambigüedades de un relato, en las valoraciones, creencias y concepciones ideológicas que cada narrador pone en juego (…)”

El descifrar si es uno o varios narradores los que cuentan una historia, es mucho más complejo de lo que se puede advertir, por lo que no es extraño advertí que, cuando el tema es presentado en clases, se limite a enseñar que: los narradores pueden clasificarse según la persona que utilizan en mayor medida en su narración. La tercera persona (él / ellos), la segunda persona (tú / ustedes, vosotros), la primera persona (yo/ nosotros). Y que, además, de las tres formas pueden utilizarse en diversos tipos de narrador según el conocimiento de lo que narran: narrador omnisicente, testigo, protagonista o equisiciente.


Bibliografía
  • Borges, J. L. (2014) Artificios (1944) La forma de la espada en Ficciones, pp. 139-145. 7° ed. Buenos Aires. Debolsillo (Contemporanea)
  • Cano, F. (2010) Capitulo 2: Entre la voz y la mirada: la perspectiva del narrador en El narrador y la ficción, pp.54-56, Equipo Multimedia de apoyo a la enseñanza: CINE Y LITERATURA, Área de Desarrollo Profesional Docente, Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Buenos Aires, Argentina. Recuperado de http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000773.pdf
  • Moreno Rojas, E. (2001) Frente a la narrativa de Jorge Luis Borges en El Relato Enmarcado: Una revisión analítica, en Herrera, Alejandra, Zamudio, Luz Elena & Alvarado Ramon (comp.) Propuestas literarias de Fin de Siglo, Memorias Tercer Congreso Internacional de Literatura, Mexico D.F. Universidad Autónoma Metropolitana.
  • Pozuelo Yvancos, J. M. (1989) Capitulo X: Estructura del Discurso Narrativo, apartados 10.3.2 Voz y niveles narrativos y 10.3.3 Niveles narrativos, en La teoría del lenguaje literario, Segunda Edición, pp. 246-248. Madrid, España. Ediciones Catedra.

[1] Gérard Genette, en su libro Figures III, aborda el estudio de los niveles narrativos en el relato señalando, que todo discurso narrativo se constituye al menos por dos niveles: un primer nivel llamado extradiegético y un nivel subordinado al anterior al que denomina diegético. En el plano diegético se ubica la historia y en el extradiegético, al narrador de esa historia. (Moreno Rojas, E. 2001)

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